lunes, 14 de julio de 2014

SOBRE ALGUNOS AMORES.

Las estupideces que hacemos por amor son tremendas, y las más disculpables. Ortega define el enamoramiento como una enfermedad de la atención – sólo se atiende a una persona, centrifugado y atontado, ciego y sordo a todo. Es una imbecilidad transitoria.

Sthendal va más lejos y piensa en una teoría de la cristalización, un fenómeno proyectivo: uno se enamora cuando proyecta en otra persona determinadas perfecciones y la adorna con ellas, hasta el día fatal en que descubre que ese ser no existe en realidad, que es un mero producto de su imaginación, que lo que amaba era, en suma, un simple fantasma. 

El que hace de una persona un dios , llega un día que no le perdona que no lo sea.

Pero no siempre es así: a veces sabemos que esa persona es un fantasma, la conocemos bien y, sin embargo, caemos en la trampa ( quizás por tocar teta, por soledad, o afán de aventura, por piedad…). Lo describe muy bien Proust en los Amores de Swan : 

Swann no vive en absoluto engañado respecto a Odette: es plenamente consciente de sus mentiras, de su vulgaridad, de su mezquindad; consciente incluso de que ni siquiera es su tipo de mujer, pero no puede evitar amarla... ni casarse con ella.

La vida de cada uno, su biografía, es un conjunto de engaños y desengaños que pueden llevarnos a conocernos muy bien ,o a la mentira más grande sobre nosotros mismos y los demás. 

Nos pasan las mismas cosas, más o menos, pero no todos aprenden de esas experiencias, parecen vivir sólo de sus sentimientos como algo irremediable y fatal.

Hablan del amor como eros, y lo definen como un estado de intranquilidad y desasosiego, al menos hasta que ese amor se convierte en “filia”, en cariño: es el momento en que ese amor ya no sólo comparte cama, también quiere "la  mesa camilla" (¡gracias, Mernabo!), el paseo, la compra y las visitas domésticas. 

Entonces, y sólo entonces, a muchos se les cruzan los caminos, porque el amor pide compromiso…

5 comentarios:

  1. San Juan de la Cruz es el que ha escritos más verdades sobre el amor y por eso ha necesitado de un lenguaje simbólico a través de la poesía. Tan simbólico que todavía no se sabe lo que quería decir. Yo defiendo la "via intuitiva", mirar lo que todos y ver lo que nadie ha visto. NO al racionalismo exacerbado (un mínimo lo acepto, claro, para no tropezar), NO a la linealidad, SÍ a Petrarca, Sí a la música y la poesía.

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  2. NO a la comunicación, SÍ a la fusión, NO a la conversación, SÍ a los abrazos.

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  3. Pues yo, amparandome en el anonimato, os diré que aún busco el amor. Y no es que se me haya pasado el arroz, es que ya ni me lo encuentro!!!

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    1. No creo que a nadie se le pase el arroz. Solo se te pasa el arroz si piensas que se te ha pasado: lo importante es la actitud.

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  4. No estaría de más distinguir entre amor y en-amoramiento. Y es que probablemente no sean lo mismo.

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