Los que hemos sufrido una biografía de
perdedores tenemos la ventaja de contentarnos con poco. A veces con
nada.
Un perdedor es el estudiante que
ha repetido curso, el gamberrete que fuma desde pequeñajo, el
zascandil, el que le han castigado muchas veces a ir a un estudio
de 4 a 8 los sábados, o le han obligado estar en casa quieto parado semanas enteras
o, como en mi caso, le han sancionado a ascender por decreto ley
todas las montañas del Valle de Pineta.
Y, encima, mientras los demás
disfrutaban, no te comías un colín.
Una de esas ventajas, maravillosa, es
la que en otra entrada se tituló “Las ventajas insondables de la
vergüenza” , y que podría llamarse ” Vivir anticipadamente”.
Una de las mayores gozadas que se pueden sentir, si conoces la
técnica.
Se trata de escapar con la imaginación
hasta el infinito y más allá, soñar aventuras desde una silla en
un aula, subir durante horas una montaña y construir guiones
absurdos que te llevaban muy lejos de los jadeos y el sudor, estar
ausente de una charla plomiza , mientras vas a la deriva en una
historia inventada, pero más real que el plasta que está hablando.
Hoy, con cincuenta y siete tacos, lo sigo haciendo: conduzco durante horas con la cabeza en Babia, o parezco atender entusiasmado en una convención de empresa a un ser humano, mientras me imagino a Napoleón en minifalda.
Esta anticipación es una fuente de felicidad gratuita. La persona
que vive un amor y se lo come enseguida puede obtener su punto de
placer de ello, pero la persona que imagina ese amor, y no lo cata ,
disfruta de esa espera imaginada.
Si consigues un día ese amor, entonces, ya es el no va más: ¡lo
habías imaginado tantas veces!
Estos días mucha gente se va de vacaciones. Está demostrado que
se ven las vacaciones de manera más positiva antes de la
experiencia que durante la experiencia. A eso me refiero: la
anticipación a veces puede dar más placer que el consumo. Y es así,
porque no está contaminada por la realidad.
A esto le llaman algunos el complejo de Peter Pan. Y es cierto. Algunos no
terminamos de crecer nunca. Pero tiene su razón de ser.
Hay mujeres que piensan que a hombres así se les puede
cambiar. Pues no, no se puede.
Hay hombres que piensan que a mujeres así se les puede cambiar.
Tampoco se puede.
Pero somos muy divertidos y majetes.
O dicho de otra manera, parafraseando a los de gomaespuma... "lo importante de las vacaciones son los preparativos", ja ja...
ResponderEliminarNo anónimo, la ilusión q pones en ellos.Ilusión q te permite escalar el mismísimo Everest.
EliminarOlé... este es mi Suso!. Si señor! Gracias!!!! Tus escrito abren nuevos horizontes.
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