viernes, 18 de marzo de 2016

LA ESTELA DEL BARCO

Hay  quien me  pregunta  por qué  escribo  tantas  veces  sobre el  tema de   mi infancia  como un  tiempo  maravilloso  y una edad  de  paz. Pienso  que el  que  puede recurrir  a una  infancia  feliz  después está  más  preparado  para  las resistencias  que la vida  pueda  ofrecernos.

Sea  como fuese, me  recreo en ella porque fui  muy  feliz. Con eso  basta. 

Después  llega  el día que te da  lo mismo  todo  y comienzas  a comprender y a disculpar al sistema. Y sientes  que  matas al  chaval con ideales  que había en ti.

Que  se te  escapa  una   blasfemia y  ya  no te pegas  en la boca  como cuando eras  crío.   Que ya  no  pides  milagros  porque  no  crees en    ellos . Y el  traje  de  primera  comunión  se  te hace  pequeño.

Que dejas de soñar con el paraíso en la tierra, un paraíso para todos, y  sólo  buscas  una pequeña  y  miserable parcelita  donde nadie te moleste. Y no se  sabe  donde anda  aquel joven  que  soñaba  con cambiar el mundo  y darle  la vuelta como  un calcetín. 

Que  regresas  a casa  y  al abrir  la  puerta  no enciendes  la luz  para  no verte en el espejo  del hall de entrada porque ese   día  te  has vendido  al mejor postor y al mejor impostor. Y han salido de tu boca todas las frases   hechas  más  aduladoras  que  jamás  pensaste fueses  a decir  , las sonrisas  más  falsas , los  espinazos  doblados  más  vergonzosos...¡tú!.

Que  ya  no hay cuarenta  principales  en tu vida. Sólo  hay un principal, egoísta ,  aburrido , aburguesado , y   ruin, con  una sola  canción :" si yo fuera rico" .

Que  te has visto  reflejado en  el cristal de  "Casa  Paco"  diciendo   que todo y todos tenemos un precio. Y, reconócelo, porque lo has dicho,  que estarías dispuesto a vender cualquier cosa,  por un plato de lentejas. Que si  no has dejado  que en tu  vida  los gatos dejen  pelos  en  la  gatera es...porque no tienes  puerta, ni gatera.

Que  un día  le dices  a  tu  hija "esto es lo que hay, que siempre ha sido así y que no se puede hacer nada para cambiarlo".

Que  te  miras  en  un espejo y no se nos cae la cara de vergüenza porque hemos perdido la vergüenza. 

Que  ya  no  te acuerdas  de  ese  día que alargaste  la mano y tocaste  lo que  nunca  debiste  tocar.  

Por  eso recuerdo  al niño  que fui, al chaval  que hace años zarpó del puerto  de  la infancia, cuando  era  bueno, y era  guapo, que cantaba Serrat. Porque  , de alguna manera, si sigo esa estela de vuelta, no me pierdo.




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UNA CONVERSACIÓN

2 comentarios:

  1. Hoy no se si estabas nostálgico, triste o sensible ... lo que sí veo es que estabas inspirado.

    Un post muy bonito, un post que es para mí un regalo, un espejo, ...

    Abrazo¡¡¡

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