sábado, 26 de noviembre de 2016

EL BOXEO

El boxeo es una parábola de  la vida. Nos movemos en un ring sin doce cuerdas. 

El ring es un espacio de paz. Los boxeadores suben a la lona para respetarse . Los golpes, en la medida de lo posible, se esquivan; pero si llegan, si el contacto se produce, se encajan. 

La derrota es otro modo de alcanzar la dignidad. No siempre  que bajas del ring  con un K.O estás perdido. Esta premisa une a la vida con el boxeo en una metáfora recíproca.

La violencia, inherente al ser humano, es un medio de expresión de la vida, pero no del ring.

Sin embargo, hay quien es un marrullero: da golpes bajos, cabezazos  , o saca el codo como estilete que te rompe el dedo.

El cine y la literatura  pronto vieron  un filón en el boxeo.

En "Mi propia historia ", Muhamad Alí  comienza contando lo  que sólo el boxeador siente en toda su dimensión:  la pérdida, el derrumbamiento sobre la lona cuando noquean tu arquitectura. Por ahí comienza Muhammad Ali, por la derrota frente a Ken Norton.

La vida...Arturo Godoy fue un boxeador  chileno que  perdió contra Joe Louis en dos ocasiones:

Festejó el final del combate saltando con ambos pies juntos sin parar, como haciendo soga imaginaria; flexionando las rodillas, aún después de 15 rounds. Mostró su resto físico increíble.  Abrazó  a sus segundos que invadieron el centro de ring . Como si lo hubiera olvidado, corrió al rincón adversario para besar a su oponente, felicitarlo con palmadas en la nuca y murmurarle al oído seguramente palabras de agradecimiento. Un rival apático, agotado, triste. 

Era Joe Louis  que, alucinado, no podía creer  la alegría del perdedor.

Cuando a un legendario campeón mundial, Jack Dempsey, le pregunta un periodista qué hay que tener para ser campeón del mundo, acierta con una sola palabra: hambre. El boxeo es el arte de quitarse a golpes el hambre. Si se hiciera una estadística  no hay un boxeador que haya pisado la universidad o que conozca algún poeta del Siglo de Oro.

Muchas vocaciones están determinadas por el hambre.

Hambre es la codicia, la fama, la santidad, el heroísmo...la vida es hambre. Sin hambre estás muerto.

2 comentarios:

  1. Eso mismo decía Antonio Gades: "Yo empecé a bailar por hambre".

    ResponderEliminar
  2. Aprendemos de la estética de la derrota cuando nos levantamos.
    A veces vienen mal dadas, simplemente porque el guión de la vida tiene muchas escenas.
    Abandonos, ruinas, desamores, tristezas y k.o.s que te tumban sobre la lona viendo las estrellitas de la Vía Láctea.
    La mayor parte de las veces no ves por donde vino el derechazo.
    ...
    Da igual si estás sobre la lona con el labio partido o en la fila siete fumándote un puro. La caída tiene algo glorioso.
    Te da la posibilidad de levantarte de nuevo.
    Sí, caí como un saco de arena. Voy cocido de moratones y golpes. Tengo los intestinos bailando la samba.
    Entonces solo queda levantarse de nuevo y mostrar respeto.
    Y entonces el tío de la fila siete se enerva, tiene un subidón de adrenalina y te aplaude como un cabrón.
    Comprende que hoy te ha tocado a tí y que mañana le puede tocar a él. Y tu gesto le da un punto de referencia para cuando le toque pringar.
    Y eso, le pone las pilas.
    Sale del estadio, entra en el Barreto y se pide un pelotazo.
    Brinda con su amigo el camarero por el perdedor.
    Sabe que ha luchado con dignidad, y eso alimenta su hambrienta alma.
    Cuando le toque a él, ya tiene una referencia.
    Perder un combate no significa perder tu dignidad.
    Y eso vale un huevo.

    ResponderEliminar