La muerte está escondida. No nos gusta verla.
Antes, cuando fumaba, me recordaban mi condición mortal a través de fotos que ponían los pelos de punta. Incluso los de los brazos.
Nuestra gente más cercana acostumbra a morir en edades avanzadas. Cuando no dependemos tanto de ellos. Además, en general, ya no se muere en casa, sino en los hospitales y clínicas, bajo los cuidados de personas anónimas , que apenas conocen al paciente.Se siente menos que cuando morías en casa , rodeado de los que te quieren.
Se añade que , una vez fallecido, se hace cargo del cadáver personal especializado —funerarias— que tampoco conoció al difunto durante su vida, algo bien diferente de los tradicionales velatorios en casa. Todo muy profesional y frío.
Termina el asunto con que los cortejos fúnebres suelen evitar el centro de las ciudades. Antes era más frecuente ver un coche con el féretro en su interior , una cola de automóviles detrás, como metáfora y figura del gusano que somos, esperando en un semáforo. Hoy es raro el día que podemos encontrarnos con el señor difunto en su último viaje.
En la novela La piedra lunar uno de los personajes muere en un hospital. Está solo, no conoce a nadie, indiferente, lejano. Y le pide al protagonista , que pasa casualmente por allí: "deme un beso, por favor.".
La muerte, se ha dicho de tantas maneras, es el inicio del más arriesgado, inquietante y sorprendente de todos los viajes. Qué menos que despedirnos con un beso , aunque sea prestado.
La muerte jamás falta a su cita; y a la mayoría nunca nos encuentra preparados. Excepto los que la estamos esperando porque sabemos que alguien nos espera. Y si no nos espera, qué importa. Tampoco merece la pena andar por aquí como una rata.
Escucho una homilía. El sacerdote se escucha a sí mismo, barroco, engolado. Predica sobre "el arte de morir".
Valiente gilipollez: ¡el arte de morir!
Eso son cosas que dicen los que no se han muerto. Te mueres, y punto. Con ate o sin arte. Con amor, o sin amor. Solo siempre. Con miedo o sin él.
Decía Unamuno que somos "animales guardamuertos”: el hombre en todas las civilizaciones y culturas empleó antes la piedra para las sepulturas que para las habitaciones. Por algo será. Sí, guardamos los muertos, los tenemos en sepulcros, los ricos en mausoleos, panteones, en criptas, los pobres en nichos, tumbas, más o menos rústicas, o en urnas con las cenizas del ser querido .
Nada dura para siempre , excepto los recuerdos que guarda el corazón. Es allí donde está de verdad el ser que amamos. El que nos espera. En el cementerio no hay más que despojos.
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ESPACIO RADICAL LIBRE: NADA NUEVO BAJO EL SOL
Ojos que no ven.....
ResponderEliminarCorazón sigues sintiendo. Lo siento soy débil y no me puedo refrenar (rebobino), la conciencia está siempre allí aunque lo quieras negar, tu decides si continuas o no. Científicamente probado.