jueves, 3 de noviembre de 2016

NADA DURA PARA SIEMPRE, EXCEPTO LOS RECUERDOS QUE GUARDA EL CORAZÓN

La muerte  está escondida. No nos gusta  verla.

Antes, cuando fumaba, me recordaban mi condición mortal  a través de fotos  que  ponían los pelos de punta. Incluso los de los brazos.

Nuestra gente más cercana  acostumbra a  morir  en edades avanzadas. Cuando no dependemos tanto de ellos. Además, en  general, ya no se muere en casa, sino en los hospitales y clínicas, bajo los cuidados de personas anónimas , que apenas conocen al paciente.Se siente menos que cuando morías en casa , rodeado de los que te quieren.

Se añade  que , una vez  fallecido,  se hace cargo del cadáver personal especializado —funerarias— que tampoco conoció al difunto durante su vida, algo bien diferente de los tradicionales velatorios en casa. Todo  muy  profesional y frío.

Termina el asunto con que los cortejos fúnebres suelen evitar el centro de las ciudades. Antes era más  frecuente ver un coche con el féretro  en su interior , una cola de automóviles detrás, como  metáfora  y figura del gusano que somos, esperando   en un semáforo. Hoy es raro el día que podemos encontrarnos con el señor difunto en su último viaje.

En la novela  La piedra lunar  uno de  los personajes muere en un hospital. Está solo, no conoce a nadie, indiferente, lejano. Y le pide al protagonista , que pasa casualmente  por allí: "deme un beso, por favor.".

La muerte, se ha dicho de tantas maneras, es el inicio del más arriesgado, inquietante y sorprendente de todos los viajes. Qué menos que despedirnos  con un beso , aunque sea  prestado.

La muerte jamás falta a su cita; y  a  la mayoría nunca nos encuentra preparados. Excepto los que   la estamos esperando porque sabemos que alguien nos espera. Y si no nos espera, qué importa. Tampoco merece la pena andar  por aquí  como una rata.

Escucho una homilía. El sacerdote  se escucha a sí mismo, barroco, engolado.  Predica sobre "el arte de morir". 

Valiente gilipollez: ¡el arte de morir!

Eso son cosas que dicen los que no se han muerto. Te mueres, y punto. Con ate o sin arte. Con amor, o sin amor. Solo siempre. Con miedo o sin él.  

Decía Unamuno que somos  "animales guardamuertos”:  el hombre  en todas las civilizaciones y culturas empleó antes la piedra para las sepulturas que para las habitaciones. Por algo será. Sí, guardamos los  muertos, los  tenemos en  sepulcros, los ricos en mausoleos, panteones, en criptas, los pobres en  nichos, tumbas, más o menos rústicas, o en urnas con las cenizas   del ser querido . 

Nada dura  para siempre , excepto  los recuerdos que guarda el corazón. Es allí donde  está de verdad  el ser que amamos. El que nos espera. En  el cementerio no hay más que despojos.



Resultat d'imatges de BAR  RESTAURANTE   EL  OTELO

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ESPACIO RADICAL LIBRE: NADA NUEVO BAJO EL SOL

1 comentario:

  1. Ojos que no ven.....
    Corazón sigues sintiendo. Lo siento soy débil y no me puedo refrenar (rebobino), la conciencia está siempre allí aunque lo quieras negar, tu decides si continuas o no. Científicamente probado.

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