lunes, 28 de noviembre de 2016

LA INTUICIÓN O "TENGO UNA CORAZONADA".

Hay gente que  confía demasiado en su intuición.  " Tengo un sexto sentido", dicen. Si es mujer  es fácil que digan eso " tengo algo de bruja".

El guardameta, por ejemplo, se sirve de la intuición para lanzarse al lado de la portería donde será chutado el penalti instantes antes del disparo. Aunque, ¡qué casualidad!, lo dicen después de haberlo parado.

Del mismo modo actúan algunos inversores en Bolsa o la mayoría de editores, que contratan un libro que saldrá al mercado uno o dos años más tarde, con lo que solo pueden intuir lo que será el gusto de los futuros lectores.

Sabemos  de  los  que  han tenido  éxito. ¡Pero cuántos se han quedado en el camino!

Es cierto que  del mismo modo  que  un pastor   conoce sus ovejas  después de  años de acompañarles, o un profesor sus alumnos,   un mecánico de automóviles escuchando el ruido del motor, o un médico después de dar un vistazo, con  la  práctica y los años sabes e intuyes.

Un profesional del juego del ajedrez, por ejemplo, tras una rápida mirada al tablero, puede, de manera intuitiva, saber cuál es el movimiento correcto basándose en miles de opciones almacenadas en su memoria.

Leí que se realizó un estudio que analizó a 93 ganadores de premios Nobel en un periodo de 16 años. Al estudiar los procesos que estas personalidades habían seguido para alcanzar sus descubrimientos, concluyeron que en 82 casos la intuición había desempeñado un papel importante, mientras que solo 11 se habían servido de forma casi exclusiva de la lógica racional y los hechos conocidos.

A toro pasado  pensamos que es la intuición. La intuición es  un poderoso aliado , pero  algo me dice que es guión de peliculeros que creen que se las saben todas. 

Conozco  muchas personas que  sobrevaloran sus corazonadas. En realidad es su ego lo que tienen  en gran estima.

Por poner un ejemplo: en 1981, Bill Gates declaró que “640 kilobytes deberían ser suficientes para cualquier persona”. Un iPhone 6 tiene 128 millones de kilobytes.

La lista de predicciones fallidas es interminable. Yo mismo soy una predicción fallida. Y no sumo las que yo he protagonizado.


Probablemente  tú también eres una predicción fallida. Tal vez no lo sepas, porque eras muy pequeño para entender esas palabras, pero tu padre muchas veces ha profetizado de ti: "este chaval es gilipollas" , o " esta niña... esta niña  no sabe decir que no. Sale puta".

Y mira, oye, aquí estás.

Resultat d'imatges de intuicion
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ESPACIO RADICAL LIBRE: GALLECS

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