jueves, 10 de noviembre de 2016

LA MECEDORA VACÍA

Cada  día  el dolor  incomprensible  y absurdo  llega como el oso hormiguero al termitero humano devorando la vida inocente.

Voltaire y Rousseau con motivo del terremoto que destruyó gran parte de la ciudad de Lisboa en 1755       tuvieron una buena . Aquella desgracia fue un palo para los entusiastas   del Siglo de las Luces. Su fe en Dios comenzó a temblar como tembló la tierra de Portugal. Aquellos 30.000 muertos quebrantaron la confianza en la Providencia.

Rousseau, que necesitaba creer en Dios para vivir, lo declaró "no culpable"; pero Voltaire se confesó incapaz de comprender lo ocurrido y concluyó: "trabajemos sin razonar; es la única forma de hacer soportable la vida."

Dios, otra vez, interrogado y zarandeado por todos, Pero hoy, ¡ay!,  no parece ocurrir.Ya nadie se pregunta nada.  Cansados los unos y los otros de que sólo un mutismo sideral responda a nuestros interrogantes, hemos dejado de incomodar a Dios. Se ha hecho un gran silencio sobre él.

Ocurrió hace bastantes años: fui a ofrecerme voluntario a una parroquia  cercana al Cementerio  de Montjuich . Ofrecía  ir de catequista  con un grupo de chavales. El sacerdote  me escuchaba  escéptico.  

- ¿Cuál es la razón de querer      venir aquí?  

-Ayudar. Echar una mano...

- No me gusta  ver niños bien  que tratan de cauterizar su conciencia  dedicando una hora  a  la semana para parecer  buenos.

La conversación  derivó al milagro de la resurrección de Lázaro.

- Ese milagro- contestó el sacerdote-  fue de muy mal gusto. Nadie  le preguntó a Lázaro si quería o no regresar a  la vida.Yo. desde luego , no  querría.

Pronto la conversación derivó y tomó un cariz completamente inesperado para mí. Comenzó a hablar de su hermano, recientemente fallecido. 

Me contó que era muy joven, que la enfermedad fue larga y dolorosa. Por las tardes salía al corral de su casa , tenía un pequeño jardín, y se sentaba en una mecedora. Poco después llegaban su novia y algunos amigos; con naturalidad, sin prisas, hablában de todo un poco. Cuando todo terminó —me explicó con cierta emoción— su novia siguió visitando la casa. Tiempo después se casó y no la volvió a ver

Y mirándome fijamente concluyó: todo ello, su novia, los hijos de su novia, el jardín, la mecedora, ya vacía, y un montón de recuerdos es lo que queda de mi hermano. 

“ Si quieres hacer algo  por los demás, hazlo de una vez y por todas. Y mientras estés vivo. No bastan unas horas a la semana" .

Juzgué muy duramente a ese  hombre. Hoy pienso que aquella conversación nacía de una persona depresiva, y, tal vez, medicado.

No he olvidado aquel encuentro ni el relato de la mecedora vacía. Lo recuerdo de modo especial a medida que también en mi propia vida va aumentando el recuento de mecedoras vacías.  Unas , las que se fueron para siempre, y otras, las que  nos dejaron porque ya no quieren vernos más.No  sé cual duele más.

A los que se fueron- difuntos o no -  hay que recordarlos. El recuerdo es una presencia densa, simbólica, evocadora. Si queda el recuerdo, queda algo noble. De hecho, en las religiones tradicionales africanas, mientras el difunto es recordado por su nombre, aún no está muerto del todo; pertenece a la categoría de los “vivos". 

El proceso de la muerte solo se completa cuando, pasadas algunas generaciones, ya nadie recuerda al difunto; solo entonces deja de ser miembro formal de la gran familia africana. Es el momento en el que se cree que se ha unido a sus antepasados y se ha marchado “a casa”, a la que se supone su última y definitiva morada.

Respecto a los que  nos dejaron y siguen aquí abajo...¿por qué  no recordarlos también?
Resultat d'imatges de la mecedora
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ESPACIO RADICAL:HOY (FOTICOS)

4 comentarios:

  1. Preciosa la frase: si quieres hacer algo por los demás, hazlo de una vez y mientras estes vivo.
    Sin juzgar, solo por el gusto de ayudar.
    Parece fácil pero no lo es, cuantas veces te dejas llevar por el orgullo "estupido" de siempre doy el primer paso y al final, nadie camina, nadie avanza.
    Evitar ver una mecedora vacia con melancolía para verla y sentir una gran alegría de todo lo que nos dio esa persona que solo quería hacer el bien a todos.
    Gran post!

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  2. De acuerdo pero, da rabia cuando actuas honestamente. Te engañan con la hipocresía de un cariño (ya ni amor) que no existe. Duele tanto cuando has puesto toda tu confianza en alguien. Encajar el fracaso no es fácil, marca y destroza la vida.

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  3. Cuando ayudas honestamente te conviertes en mejor persona, independientemente de la actitud del mundo.
    Es lógico que la ingratitud nos amargue la vida. Ese es un problema que cada uno tiene que trabajar. Pero pasa frecuentemente por problemas de comunicación.
    Otra cosa es que también hay gente mala, muy mala. Liberanos Domine.

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  4. En verdad les digo que desde la eternidad se ve todo mucho más claro.
    La generosidad, al igual que la orfebrerįa y las nobles artes se aprende practicando.
    Al principio se ejercita por puro instinto, algo nos impele a intentar ser mejores.
    Luego entra la genenosidad en conflicto con los usos y costumbres de la sociedad donde nos desarrollamos. Nos encontramos con falta de empatįa, burla e incomprensión.
    Una vez pasado el Rubicón de las dos primeras fases,entramos en la madurez con el convencimiento de que nuestras horas sin escasas y están contadas, de tal suerte que la generosidad se desarrolla principalmente porque podemos.
    Es decir, ya puedes ser generoso sin ningún motivo, sin esperar nada a cambio, sin darle vueltas al asunto.
    Y es entonces cuando la mecedora que vacía te mira, es ocupada por los reflejos de otras almas, cuando caes en que ser generoso es la ûnica forma que se te ha ocurrido para redimirte de tu borrascoso pasado.
    La generosidad no te proporcionará la gloria eterna.
    Pero es una aproximación cojonuda.

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