domingo, 16 de junio de 2019

PARÁBOLA DEL COCINERO

Juan era cocinero. 

A la  entrada  de  la cocina estaban echados  los perros. Juan mató un ternero  y  echó  las vísceras  al patio. Los perros  las  cogieron, se las comieron, y dijeron:  "es un buen  cocinero, guisa  muy bien".

Poco tiempo  después, Juan  pelaba  los  guisantes y  las cebollas, y  arrojó  las mondaduras  al patio. Los perros  se  alejaron  sobre ellas, pero torciendo  el morro  hacia  el  otro lado dijeron: el cocinero  se  ha echado a  perder.Ya  no  vale  nada".

Sin embargo,Juan  no  se  conmovió  lo  más mínimo  por  este  juicio, y  dijo:

- Es  el amo  quien  tiene  que comer y  apreciar    mi  comida. No  los  perros. Me  basta  ser  apreciado  por mi amo.

Es  posible que  tengas  jefes  como esos  perros. Te alabarán  cuando las  cosas vayan bien,  darán saltitos de  alegría cuando te vean llegar  con el fruto de tu trabajo. Como los pescadores al cormorán, te pondrán un anillo al cuello para arrancarte del pescuezo  el pez que atrapaste...

Pasará  el tiempo  , llegará tiempos  difíciles, y te echarán la culpa de su  estúpida  gestión...


No te conmuevas, Juan: lee  el salmo 37.

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