miércoles, 5 de junio de 2019

EL ÁRBOL DE LA VIDA.

En el colegio de El Salvador  conocí un  profesor que cogió un cariño especial por mi.  Se llamaba hermano  Tarradellas 

Un día, intentando llevarme por el buen camino, preocupado por el camino que llevaba, me hizo la siguiente reflexión  en una tutoría. 

Cuando venimos a este mundo se nos entregan unas semillas, y la cuestión es: ¿qué son y qué vas a hacer  con esas semillas?

Hay una semilla de la ira, pero también una semilla de la bondad. Hay una semilla del amor y una semilla de la comprensión. Hay una semilla de la duda y una semilla de la confusión. Hay una semilla de la envidia, otra de la generosidad.  Hay semillas de alegría y de tristeza.  Hay semillas de codicia y otras de magnanimidad. 

Y de la semilla que hayas plantado en el jardín de tu vida saldrá, a fin de cuentas, el árbol bajo cual te sentarás. 

Lo apacible que sea esa experiencia, dependerá de la semilla que hayas plantado.

Dentro de un mes voy a Galicia  . Iba a una jubilación que no será.  Voy a la sombra de un árbol con sombra fresquita de mujer buena. Voy con ganas de volver a empezar y morir allí. 

Antes toca despedirse de saludados en sombras negras de avaricia, de amigos con la sombra egoísta del " soy así, lo siento "...

¿ Y tú árbol? - preguntas. 

La verdad, no sé qué pasó: ¡ no hay árbol que me dé sombra!


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