Y un día te sientes incómod@ en un mundo que se te queda pequeño...
Te gustaría probar eso que te dijeron que sentaba mal, que no sabes lo que necesitas , entrar en esos lugares en los que nos contaron que no había nada que ver o acercarnos a esas personas que no eran buena compañía.
Entonces te das cuenta de que estás viviendo a medias, que los prejuicios solo son gafas ahumadas que no te dejan ver los colores, mochilas a la espalda que nos hace caminar arrastrando los pies en un camino que podría ser una pista de baile.
Los prejuicios hacen que frenemos antes de iniciar una historia emocionante o cerremos los ojos ante un paisaje único.
Pasamos a ser el hamster que cree ver mundo girando en su rueda o el caballo con anteojeras que solo mira al frente.
Ya que la vida es corta, que los prejuicios no te la hagan pequeña. Que no sean otros quienes nos cuenten el final de la película sin tan siquiera habernos sentado en la butaca.
Mejor comprar la entrada, ocupar tu asiento y descubrir si te emociona, o asusta, aburre...o la amas y la ves veinte veces y te aprendes hasta los diálogos.
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