Allí iba a refugio, allí me escondía, allí me recogía a sagrado cuando la vida me exiliaba .
Allí he cantado, he bailado, he soñado, también he rezado y he amado.
Roser y Salva eran mis vecinos y caseros. Me han querido bien y me han visto con ojos amigos .
Aquí la vida sigue, el aire mece los árboles y el sol ilumina esta casa con colores estacionales.
El tiempo sana aquello que se puede sustituir y yo siento que me llevo muchos rincones de esta casa,silencios,conversaciones enamoradas , insustituibles.
Se me hace raro saber que no volveré a ver y disfrutar de esta casa.
Sé que un día, dentro de mucho tiempo, al recordar estos años daré cualquier cosa por volver a estar aquí, aunque sólo fuese un día.
No tengo que explicarlo. Me he estado sanando del hueco que dejó Manuela . Ella estaba conmigo y conocía el dolor sin refugios, las sábanas, el cuerpo del herido, la picadura de las agujas del reloj de la ausencia las noches que no acaba de salir el sol.
Necesitaba esa soledad. Toda mi vida he estado acompañado y necesitaba volar solo.
Quien lo sabía todo de mí se ha llevado el secreto a la tumba.
Me he convertido en un desconocido.
Ahora, ya de regreso, después de la nieve, el cine, excursiones, visitas con los discapacitados, comer solo , llorar con las películas románticas, de Penwin ,
encender velas a las 7.00 en las Mercedarias, medicarme de la tensión, de la muerte de Joaquín, de mandar a la mierda a los Urelles , de dejar de fumar , de los madrugones, y María José.
Cómo puedo escribir lo inexplicable, lo que no tiene nombre, lo que todos callamos porque la vida sigue.
Las cosas no se pierden cuando desaparecen, sino cuando las dejas de buscar.
¿ Qué busco? : el amor.
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