miércoles, 15 de enero de 2020

CRISTALES ROTOS.

Toda nuestra vida está hecha de fracasos, y esos fracasos son cristales rotos por los que entra el aire.

Fracasé cuando repetí curso. También el día que me expulsaron de jesuitas. Y ese año que me retrasaron ir a Barcelona. O la temporada que escapé hacia ninguna parte, errático y en el desvarío , a Madrid,  Málaga, Granada.

Me fui a pique en Bauprés.  También en Lleida. Y Tarragona. No conseguí mantener el barco a flote en Valladolid. 

Y me fui con lo puesto. Mil euros después de una vida de mentiras.  Otra vez hundido.

Y se rompió un amor, se me deshizo entre los dedos. Y me fui a Guatemala. Tampoco salió bien.

Me engañan en Serunión. Otro fracaso. Y vuelta a empezar.

Barcelona. Y otra estafa. Me tangan con el cálculo de una jubilación. ¿ De verdad se equivocaron? La sensación, otra vez, de que alguien se ríe de ti. Estoy en la calle. Una mano delante y otra detrás. Solo y en tierra de nadie.

Se acumulan los fracasos.

Esos fracasos son cristales rotos por los que entra el aire. ¿ Qué aire?: el de la gracia. Si no se hubiesen roto no estaría dando gracias.

Hoy sé que todos esos tropiezos, esas caídas, esos engaños, las mentiras, los fracasos, son parte de un plan que se nos escapa a todos. A ellos y a mi. 

Y el amor que, no sabes cómo, ahí está, con nombres y apellidos. Y te dice " no pasa nada. Vamos".   




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