viernes, 17 de enero de 2020

OTROS PRINCIPIOS DE ARQUÍMEDES.

Hay personas que  rompen el principio de Arquímedes. Esas  que desalojan más de lo que pesan. Las que experimentan un impulso hacia arriba muy superior al valor de su vida o a la densidad de su obra. 

Los conoces bien. Lo saben todo de todo acerca de las cosas más dispares  y, además, sin una idea original que  sorprenda. Hablan de toda clase de temas y acontecimientos :  del amor , de moda, de política, o de la peste equina, de la guerra nuclear. No se cortan un pelo : lo mismo opinan con desparpajo de mecánica cuántica que te dan una lección de la influencia de la piel de cabra en los tambores africanos en el siglo XI.

Son vacíos y omnipresentes.Están en las tertulias de aquí y allá, en tele 5, en Antena 3 , en radios, periódicos, en la política. Algunos de estos despiertan mucha envidia, pero ninguna pasión; su figura, multiplicada en imágenes hasta la angustia, provoca chismes y comentarios.

Presidentes de gobierno con tesis que son como cetáceos llenos de flato, se les ve chapotear en la superficie de la sociedad desplazando toneladas de fluido que no se corresponden con la entidad de su trabajo.

 Y uno piensa en otros seres de vida preservada que también rompen el principio de Arquímedes en sentido inverso: desalojan mucho menos de lo que pesan; se hallan instalados a una altura inferior a su talento o sumergidos en el anonimato, si bien podrían deslumbrarnos con su pensamiento. Para encontrarlos hay que ir a los colegios, a las universidades de provincias, a los mercados de abastos de las pequeñas ciudades. Son profesores, poetas, científicos, artistas, escritores, que no salen en pantalla. 

No nos agreden con su estomagante presencia. Se limitan a trabajar con la elegancia que posee el silencio cuando éste deja huella.

 Gracias a Dios ,  no los conocerás nunca.





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