Se dice que hay gente que atiende " como quien oye llover".
Pienso que es importante enseñar a "oír llover". Y Galicia debería ser destino de ese "oír llover".
La lluvia urbana no tiene nada que ver con la rural. Ni es la misma la del bosque, o la del campo, la del mar, los ríos, o las montañas.
Hay lluvias por estaciones, distintas y de texturas y colores diferentes. Todas maravillosas. Nada que ver si es mañana, tarde , o noche. Si se acompaña de viento, de brisa, o de luz de nubes atravesadas , grises y plomizas.
La lluvia sintoniza con los estados de ánimo. Si estás tristes, llora contigo. En las alegrías te acompaña festiva. ¿ Y en al amor?. ¡ difícil olvidar estar enamorado bajo la lluvia! . También llueve para el miedo. Y para la oración.
La lluvia es música, boleros, baladas, adagios, sinfonía. Poesía, inspiradora y cosa fina. Esculpe peinando y fijando. Y Pinta a su paso las vida que moja. Y también danza, y muy bien.
A veces esa luvia parece un dios enloquecido dando hisopazos a diestro y siniestro con su brocha. Y otras mima cada flor y cada arbusto perlando sus pétalos, sus hojas y flores, con pendientes, como una madre con sus hijas.
Sí. Hay que a prender a "oír llover" . Y Galicia es una buena maestra. Tu alma se despertará con el ruido de una gota al caer sobre la palma de tu mano.
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