domingo, 30 de marzo de 2014

MITOS.


Necesitamos creer en los mitos. Un mito no es necesariamente una historia falsa. Un mito es una historia verdadera, más o menos verdadera, pero idealizada por un grupo que busca esa referencia que le dé consistencia e identidad al presente. Se mitifica sobre todo los orígenes del grupo.

Los nacionalismos se alimentan muchísimo de sus mitos, les chifla presentar una visión romántica, mítica y plácida de su pueblo. Situación que se rompió por la agresión de culturas externas. En este sentido leer a Sabino Arana es para ponerse un balón de Nivea en la cabeza y decir que eres cabeza del pelotón.

Los jesuitas, los franciscanos, los Kikos, los del Betis, las Esclavas Flageladoras del Espíritu Santo, idealizan a sus fundadores y a “sus primeros” porque encuentran en ellos un modelo de su propia identidad. La visión idílica del pasado es una representación utópica de lo que ellos desearían en el futuro.

A uno, que cada vez más le cuesta creer en la santidad y que prefiere vidas ejemplares, le parece que detrás de muchos santos hay mucho mito...cuando no patraña.

El mito se alimenta de la ingenuidad. Ingenuos que están seguros de todo y que no tienen ninguna duda. Cuantos más mitos nos creamos menos dudas tendremos. Pero esta moneda tiene su otra cara: cuanto más mitos nos creamos más influenciables y manipulados seremos.

8 comentarios:

  1. El mito de Filipedes, el griego que corrio hasta la extenuacion para dar una importante noticia y asi salvar muchas vidas, cae rendido en Marathon tras una pasada de kilometros.
    Ahora con los moviles podemos dar una noticia a miles de kilometros.
    Sin embargo, la necesidad de redencion nos impulsa de la misma forma.
    Miles de mindunguis se van al Carreful para mercarse unos calzoncillos, una camiseta y unas zapatillas, justo lo que da de si una pension no contributiva.
    Salen a la calle y entrenan con obstinacion.
    Algunos son almas pecadoras, otros desechos de tienta y los mas, ciudadanos perdidos en la voragine del mercado laboral.
    Pero cuando llegan al kilometro treinta y se enfrentan a la total perdida de la glucosa de reserva, cuando cada zancada es un zambombazo de dolor y tu cara se transforma en la del Cristo de Medinaceli, estos mindunguis se redimen, llegan extenuados, se aprietan litro y medio de agua de una tacada y se sienten los protagonistas de su propia pelicula.
    Y adquieren unos de los bienes imposibles de adquirir con pasta gansa.

    Se sienten parte de un mito.
    Pareciendose mas a vidas ejemplares que a santos.

    Sin perder un apice de su dignidad.

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  2. Hola Suso, genial, otra vez están con la sierra de oro, las mismas historias de hace 100 años, no entiendo que quieran ir para atrás. Al menos podrían tomarse la molestia de modernizar los mitos.

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  3. Pues yo creo que hoy tenemos una fábrica de mitos, que nacen con fecha de caducidad. En la épica homérica los mitos duraban siglos y se transmitían oralmente. Hoy: en dos días ya no se acuerda nadie de ti (la bengala de Suárez quizá sea un buen ejemplo). Además, antes había un mito para todos. Hoy no compartimos mitos, estamos bastante fragmentados en nuestra visión del mundo.
    Todos los mitos pasarán.

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  4. Los refranes son como los legos, se pueden armar así o asá. Por ejemplo, se dice que cuanto más alto más dura será la caída, pero también se podría decir que cuanto más segura es la convicción más sorprendente será la contradicción. Todos conocemos remates de biografías que son de traca. No hace mucho, en mi ciudad, un conspicuo súper-súper, casado, cuatro hijos, se pegó el piro con un maromo. Ojo, la criaturita, el súper-súper, pasa los cuarenta tacos. Está claro que, pese a tanto examen general y particular, tanto retiro mensual y anual, tanta media hora de oración matutina y vespertina, tantos tiempos de silencio, tanta charla fraterna y confesión, este pobre hombre se conocía menos que Adán a su abuelo. También está clara la incompetencia de los que le “dirigieron” espiritualmente. ¿Gracia de estado?… ¡tiene gracia! ¡Menos gracia y más ojos en la cara!

    Pienso en sus hijos, en su mujer, en él… Vidas marcadas, ¡qué triste desastre!

    Quiero decir que entre unos y otros, este tipo debió hacerse un “mito” de sí mismo, tan profundo como cuarenta años y tan inconsistente como para acabar pasando del plan de vida a Livin' la vida loca sin solución de continuidad.

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    1. El Evangelio de hoy, el del ciego al que Jesús devuelve la vista, es muy ilustrativo. Todo está delante nuestro: solo hay que verlo, pero para ello es preciso no estar ciego.
      Cuando el ciego recobra la vista lo expulsan de la sinagoga. Solo entonces, al final del Evangelio del día, reaparece Jesús y va a buscarlo.
      Yo también conozco el caso de uno, que daba clases de ética, escribía libros de moral e incluso llegó a escribir un libro de anécdotas del tiempo compartido con el Fundador. Murió del mismo mal, chantajeado por miserables chaperos; sino igual seguiría allí, pues se quiso evitar el escándalo ¿Y los que lo dirigían espiritualmente? ¿ciegos que guían a otros ciegos?
      No hay peor ciego que el que no quiere ver.

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  5. Por sorprendente que parezca el tema abunda más de lo que parece.

    Conozco un caso similar...sólo que en otro lugar.

    Pero este pato cojo sí se lo dijo a su mujer de novios, y ella pensó que eran cosas pasajeras.

    Durante el matrimonio , insistió a su mujer en que seguía con el asunto...fueron a terapias, a psiquiatras...y hace cuatro años, más o menos se dio el piro con otro.

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  6. Bienvenido otra vez luxindex! Me encanta tu retahíla de chorradas que hacer

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  7. Los mitos tiran mucho. Lo conozco un caso alucinante. Famosísimo el. Casado con nueve hijos. Con gran prestigio profesional. Dejo a la "santa" por un jovencito. Todo se fue al garete, cuando estaba en el punto más alto. Al paso de los años, una de sus hijas, famosísima diseñadora, perdono a su pareja un escándalo impresionante con otra. Fue una trampa. Pero siguen juntos. Y es que desde cierto tipo de experiencias...

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