Me fui a andar el final del Otoño a una espesura cerca de sant Cugat.
En el coche escuché temas de un tal Echavarría. Ayer subí al Barullo de él " yo nací para ti". ¿Para cuanta gente hemos nacido?
Estas fechas hablan de ausencias, las que se fueron para siempre, y las que nos dijeron adiós. Y uno, que es tan así, conduce llorando, sintiendo una niebla de flúor interior que empapa mi sensibilidad y la esponja de una manera que no puedo controlar. Y me dejo llevar. Para eso me fui a andar.
Amo cada uno de aquellas personas que forman parte de mi vida, las buenas y las menos buenas , porque todas dejaron un recuerdo en cualquiera de las formas que se graban en el corazón. Y hay días que cogería el teléfono, llamaría a un@s y otr@s, sin excepción, y les diría : "Te lo puedes creer o no, pero te quiero . En lo que te pareces a mi, cuando hemos sintonizado, y en todo lo que en ti no se parece a mi. Te amo tal como tu vas , con esa manera de ser, de vestir, de reír, de cantar, de avergonzarte de mi, o de presumir.
No lo he hecho todavía. Tal vez un día - ¡ feliz día aquel!-. Y ese momento es muy posible que me encierren en un psiquiátrico totalmente loco , como una puta cabra, y radiante.
Uno poco a poco va conociéndose y sabe lo fácil que es resultar herido, sobre todo si uno se emplea a fondo. Soy un desastre: me gusta comer de verdad, beber de verdad, besar de verdad, hablar de verdad, reírme de verdad, cantar de verdad, llorar de verdad , enamorarme de verdad y cuando pones tanto en todas esas cosas lo más normal es que salgas lleno de cicatrices.
En fin, que uno es así y no hay que darle más vueltas.
Al final todo son pruebas de que has vivido. Como las cornadas de los toreros que las llevan como una medalla. De todos modos el abandono, el desamor, todas esas cosas que hacen sufrir tanto es un terreno donde florecen las mejores cosas que no han sucedido. Los versos más hermosos son los más tristes.
Tengo en la memoria unas cuantas mujeres que son cuentas pendientes y asuntos de los que mejor no hablar. Fueron una folía que viví con la intensidad de un chaval, aunque no tuviese edad. Ese sentir primero que late y hierve en el corazón, y que no olvidas nunca.Que me hizo inventar gansadas, porque no hay nada más hermoso que contemplar la sonrisa de la mujer que amas.
Las amé sin garantías, sin tener crédito, sólo con promesas, ¡pero qué promesas!: el argumento de la mayor aventura que se pudiera soñar. En mi velero eran la estrella, el viento, la mejor canción que compuse.
La que más me dolió un día me dijo que la dejara. ¡Qué mujer!: se dio cuenta de que yo no valía la pena en tres meses. A mi me está costando una vida descubrirlo.
Y es imprescindible hacer un duelo: despedirnos definitivamente de esa gente que tuvimos, y que ya no vamos a tener. No seguir buscando con manotazos de ahogado maneras infructuosas de compensar ese oscuro hueco.
De hacer cosas raras provocadas por la soledad.
Escucho un tema que me rompe: es del grupo donostiarra La Buena Vida. Cuenta, a dos voces susurrantes, la repetitiva mecánica de las relaciones sentimentales: amor, desamor, olvido. “Cuando pase el tiempo conocerás / al alguien más / y me olvidarás / es que es lo normal / aunque nos de rabia / siempre ocurre igual / y nos esforzamos por disimular”.
Tan cotidiano que asusta.
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ESPACIO RADICAL LIBRE: TODOS LOS SANTOS (FOTICOS)
Uno poco a poco va conociéndose y sabe lo fácil que es resultar herido, sobre todo si uno se emplea a fondo. Soy un desastre: me gusta comer de verdad, beber de verdad, besar de verdad, hablar de verdad, reírme de verdad, cantar de verdad, llorar de verdad , enamorarme de verdad y cuando pones tanto en todas esas cosas lo más normal es que salgas lleno de cicatrices.
En fin, que uno es así y no hay que darle más vueltas.
Al final todo son pruebas de que has vivido. Como las cornadas de los toreros que las llevan como una medalla. De todos modos el abandono, el desamor, todas esas cosas que hacen sufrir tanto es un terreno donde florecen las mejores cosas que no han sucedido. Los versos más hermosos son los más tristes.
Tengo en la memoria unas cuantas mujeres que son cuentas pendientes y asuntos de los que mejor no hablar. Fueron una folía que viví con la intensidad de un chaval, aunque no tuviese edad. Ese sentir primero que late y hierve en el corazón, y que no olvidas nunca.Que me hizo inventar gansadas, porque no hay nada más hermoso que contemplar la sonrisa de la mujer que amas.
Las amé sin garantías, sin tener crédito, sólo con promesas, ¡pero qué promesas!: el argumento de la mayor aventura que se pudiera soñar. En mi velero eran la estrella, el viento, la mejor canción que compuse.
La que más me dolió un día me dijo que la dejara. ¡Qué mujer!: se dio cuenta de que yo no valía la pena en tres meses. A mi me está costando una vida descubrirlo.
Y es imprescindible hacer un duelo: despedirnos definitivamente de esa gente que tuvimos, y que ya no vamos a tener. No seguir buscando con manotazos de ahogado maneras infructuosas de compensar ese oscuro hueco.
De hacer cosas raras provocadas por la soledad.
Escucho un tema que me rompe: es del grupo donostiarra La Buena Vida. Cuenta, a dos voces susurrantes, la repetitiva mecánica de las relaciones sentimentales: amor, desamor, olvido. “Cuando pase el tiempo conocerás / al alguien más / y me olvidarás / es que es lo normal / aunque nos de rabia / siempre ocurre igual / y nos esforzamos por disimular”.
Tan cotidiano que asusta.
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Me aferro al amor eterno. Existe doy fe, vive en mí. No podría ofender a ese ser que me inspira tantos sentimientos buenos, sería un crimen, el que lo haga....es un criminal. Soy feliz sintiendo amor eterno...
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