jueves, 19 de enero de 2017

EJERCICIOS ESPIRITUALES.LA MARCA

Cuando uno ha hecho los ejercicios espirituales  de san Ignacio  queda  marcado de por vida con  el hierro de JHS .

Yo asistí  a uno que predicaba el padre Marínez Bres. Tendría catorce años. Yo, no el padre Martínez.

Los predicadores eran una casta superior , gente capaz de  que el mismísimo  Pablo Iglesias prorumpiera  en lágrimas ardientes por sus pecadotes.

El primer día de retiro, en la penumbra de la capilla, con el rostro iluminado por el flexo abatido, el padre  habla de la muerte. Con todo lujo de detalles describe los estertores de la agonía, el dolor, la asfixia, el terror ante el inminente juicio de Dios. 

Después se detiene  en la putrefacción del cuerpo en la tumba. Ese cuerpo que tanto adoras será pasto de los gusanos. Jugueteando con la correa del reloj, el director te recuerda que también a esa muchacha tan linda, de la que estás enamorado, las larvas acabarán por roerle las entrañas y te obliga a imaginarlas entrado y saliendo por su boca y su nariz una gusanera  de larvas  blancas y  filiformes.

 En tu habitación  meditabas  en silencio. 

En la plática siguiente  habla del infierno como castigo de los pecados y continúa dándole más vueltas de rosca a la conciencia. Toda la eternidad llena de alaridos dentro el fuego eterno alimentado por el azufre. ¿La eternidad? Si cada mil años una hormiga diera una vuelta al mundo, en el momento en que el planeta se partiera en dos por la presión de sus patas, ése sería el primer segundo de la eternidad. 

Cuando ante semejante panorama uno se halla sumido en la desesperación, de repente, comienzan a tocar a gloria las campanas. 

El director abandona el tono  apocalíptico  y con una sonrisa de leche te asegura que si te arrepientes de tus pecados, entrarás en el cielo , y qué alegría por un pecador que se convierte.Por si acaso , antes de invitar a los  participantes al sacraento de la Penitencia, , suelta una perla de un joven que cometió un pecado mortal y falleció sin confesar  esa misma tarde, mientras cometía el acto impuro.

Entonces , uno se apuntaba a confesar  rompías a llorar  y cantabas  todos los pecados y, por si acaso, incluso los que no habías cometido y, de paso, medio kilo más.  

¿Sirvieron de algo?. A mi no. Aún llevo en el cogote  esa  marca herrada  a fuego que  me atormenta.

Dios no  puede dar nunca miedo.

1 comentario:

  1. Uno siempre pensó que el arrepentimiento, el perdón y la redención estaban relacionados con la alegría, y nunca con el miedo.
    Siempre ví a Jesús como un señor de Cuenca al quien conoces en un Barreto.
    Qué tal muchacho, cómo lo llevas ?
    Confuso, Maestro, muy confuso.
    No me extraña, tienes un careto de lunes que echa para atrás.
    Y qué puedo hacer ?
    Nada, hijo. Eres un caso perdido. Yo de tí dimitía.
    Pues sí que animas tú !
    Tranquilo chavalín, te pasa lo mismo que a todos. Y a mí el primero.
    El caso es que tu cara me suena. Tú no salías en Jesucristo Superstar ?
    Sí, hice el papel de Jesucristo. Un judío al que le venden y los romanos le clavan en una cruz.
    Pues a tí te ha ido fatal, perdona que te lo diga.
    Pues sí. Para hablaros primero tuve que conoceros. Y claro, me salió un churro.
    Ya veo.
    En fín muchacho, te contaré una historia de pescadores. Y luego una historia de dos hermanos.
    Te escucho, Maestro. Manolo, ponnos dos cañas más !
    La mía sin alcohol, que me queda un buen trecho por conducir.
    ...
    Y así comenzó mi historia con el Jefe.
    Hablando sin miedo con un Señor de Cuenca en un Barreto.
    Una semana antes había sido expulsado de unos ejercicios espirituales.
    ...
    Este muchacho onda el perfil.
    Es lo que le dijeron a mis padres con dieciséis años ( dieciséis yo, no mis padres ).
    Más tarde con veinticinco me dí cuenta que eran los de lis ejercicios espirituales quienes no daban la talla.
    Y aprendí a rezar en los bares.
    ...
    Un sitio como otro para encontrar a un buen Jefe.

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