De pequeño me preguntaba por qué los habitantes de la Tierra que habitan en Chile, o en Australia, no se caían al Vacío Todo y se perdían en el Espacio. Era un tema que me agobiaba mucho. Más que nada porque en España tampoco estábamos muy seguros, tan asomados al exterior.
Me explicaron lo de la Ley de la Gravedad, y lo de que el Planeta era muy grande como para que nos diéramos cuenta que estábamos boca abajo.
No terminé de entenderlo.
Ahora me agobia saber que cinco mil millones de seres humanos navegamos por el universo y y que somos una nave azul de una belleza extraordinaria , pero muy mal distribuida. O sea, que además de no caernos, vamos una velocidad de 465’11 m/s. rotando,29,8 km/s trasladándonos alrededor del sol... y a su vez el sol y nosotros vamos a 220 km/s dando vueltas a la Galaxia.
¡Y no se cae nadie de esta nave al viento imperio!
En apariencia esta nave azul atraviesa con gran serenidad el universo, aunque habría que escuchar el follón de ruidos que producimos si alguien nos viera desde otro Planeta. Sin embargo, la cubierta de esa nave tiene la carga muy mal distribuida. Por muchos menos se han producido naufragios por corrimientos de cargas a causa del oleaje.
Ahora mismo millones de africanos se están trasladando a Europa. Miles y miles de Sirios , pakistaníes, turcos, también empujan lo suyo. Sudamérica no cesa de cruzar la frontera a los Estados Unidos . Simultaneamente estamos volando literalmente por las Galaxias.
Sin darnos cuenta el planeta se va escorando, escorando, escorando . Nos calzamos mucho por estribor y la carga humana se nos viene encima. Así desaparecieron los dinosaurios: el choque se un piedro inmenso sobre la Tierra hizo que esta escorase y adiós muy buenas. No hará falta un aerolito, la misma emigración desestabilizará la nave.
Puede parecer una tontería esta preocupación mía, este agobio de mi ser.
Tanta vuelta, y tanto movimiento, ¡qué mareo!
No es por agobiarte más, pero has pensado lo que pasaría si la Tierra frenará de golpe ?
ResponderEliminarTú saldrïas despedido en dirección a Roma y acabarías tomándote un café con el Papa en la escalinata de la Plaza de España, con un mareo muy principal.
O tal vez tu cabeza aterrizara entre las piernas de una bailarina rusa que está guasapeando sentada en un banco frente a la tumba de Lenin.
Y no sigo.