No soporto esos moralistas que ponen el termómetro de la ética en lo "bueno" y lo "malo".
Una de las grandes debilidades de ciertas pedagogías que se dicen cristianas es haber sacrificado la estética, de la que poco se habla, a esa moral que pone casi exclusivamente el acento en si una acción está bien o está mal.
¡Hombre, puede estar bien, y ser fea! Hay canciones religiosas,o ciertas liturgias horteras que son peor que una blasfemia. Y lo son, por feas, coño.
Escrivá decía " hijos míos, si alguna vez hacéis una gorda, al menos que tenga gracia". No está mal tirada. Supongo que al corazón de Dios se puede llegar de muchas maneras, y una tiene que ser el sentido del humor. Y no con eso de un código de normas y sanciones de "bien o mal".¡Coñazos de tíos!, ¡pesaos!
La gente que he conocido de virtud probada y de altura, tenían una concepción estética de la moral. El bien es para ellos un objeto de contemplación : es una acción que se puede contemplar. Y el mal lo evitan , no por si deben confesarse , o por evitar un castigo , sino porque su fealdad les resulta intolerable.
Para esta gente el bien les resulta tan atractivo como una buena pintura, un buen poema, una buena canción. Y la obra mal hecha les parece un garabato chapucero, un poema cursi, o un chirrido de melodía.
Y también se puede predicar de una acción si es ordenada o desordenada, alegre o triste o, ¡atención hipócritas!, sincera o falsa.
En fin una moral que nos permita comprender al que nos parece gilipollas que querrá decir también descubrir en qué nos parecemos a él.
En fin una moral que nos permita comprender al que nos parece gilipollas que querrá decir también descubrir en qué nos parecemos a él.
Ayer vi Spotlight. Estremecedor.
ResponderEliminarEsto que dices lo he discutido yo muchas veces, me da mucha rabia que con el tema de la pederastia todavía haya católicos que crean que todo debe solucionarse en la sombra para "evitar el escándalo", o que recelen de los medios que sacan a la luz este tipo de historias acusándolos de "malintencionados", es algo que me hace hervir la sangre. Dios no puede estar enfrentado con la verdad. La verdad siempre es buena, y decirla siempre es una forma segura de no equivocarse.
Hasta que no entendamos que a estos tipos no hay que trasladarlos ni encubrirlos sino entregarlos sin miramientos a las autoridades civiles, no acabaremos con el problema.
Como dices tú, Dios no sólo es Bien. También es Belleza y es Verdad.
"Spotlight", salvo alguna escena conmovedora, a mí me decepcionó, porque no es una película sobre el problema de la pederastia, sino sobre el periodismo de investigación, y de hecho ése es su título: "Spotlight", que es el nombre del equipo de periodistas. La película es una reconstrucción de la investigación periodística, pero no es un drama. Habría sido un drama si se hubiera centrado en unas víctimas a las que unos abusos sufridos durante la infancia les cambiaron la vida entera. Por otro lado, la película documenta muy bien el sistema de protección y ocultamiento que la jerarquía eclesiástica pone al servicio de los sacerdotes pedófilos para protegerles a ellos y para protegerse a sí misma, pero hay un tema muy importante que no se toca: ¿por qué en la jerarquía eclesiástica la pederastia está tan extendida? ¿Qué funciona tan mal en la estructura sacerdotal como para que hombres corrientes como cualquiera de nosotros, e incluso sacerdotes vocacionales, se acaben transformando masivamente en pedófilos y violadores? Y hay otro tema muy importante que la película sugiere en un momento pero luego no llega a abordar: ¿cómo se enfrentan a su propia culpa los pedófilos envejecidos, cuando la ancianidad ha apagado en ellos la pulsión sexual mientras que la distancia temporal les hace cobrar una conciencia lúcida primero de sus crímenes y luego de su consentimiento a acogerse en una maquinaria de ocultamiento? Otro tema dramático que la película apenas sugiere en un momento: la relación entre los padres sabedores de que sus hijos han sido violados pero que se han dejado sugestionar y convencer, a cambio de amenazas, dinero u otros favores, para guardar silencio, con sus hijos cuando éstos se han hecho mayores y tienen conciencia clara de todo lo sucedido. ¿Pueden esos hijos perdonar a a esos padres? ¿Y pueden esos padres perdonarse a sí mismos? En lugar de eso la película muestra los problemas profesionales y familiares a los que se tienen que ir enfrentando los periodistas a lo largo de su investigación, pero lo que resulta de eso es más una película documental sobre el oficio de periodista que una película dramática sobre vidas destrozantes y destrozadas. En suma, a mí me pareció una película desaprovechada.
ResponderEliminarMuy buen comentario Quilombo, no había considerado la película desde ese punto de vista... tú cuál crees que es la respuesta a estas preguntas? Un saludo
EliminarCuanto tiempo, Teniente!
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