CAMINO DE MATILLA: DE BUJARALOZ A ZARAGOZA.

Esta  mañana  fui  en autobús a  Zaragoza. 

Es  una  línea que  va  parando  y recogiendo en  todos  los  pueblos.  Es  barato el  viaje, seis euros. El ambiente  es sombrío  y adormilado.Mucho  africano.Van solos: solitarios  de una negrura azul  oscura que rumian su soledad  mientras escuchan   música   por los cascos.

Por  una  extraña  asociación de ideas, recordé  los viajes  que  hice en Guatemala  en las  guaguas  de allá. El ambiente es  muy distinto. Allí, y supongo que  a  estos  africanos  les  sucederá  lo mismo  en su  país  de  origen,  el tiempo no existe. Es  una  cuestión  de actitud. Aquí el  optimismo  se basa en la  lógica.: uno  es  optimista  porque hay motivos  para serlo. Pero el optimismo en el Caribe, o en África,   nace  del  deseo. Esa  es  la razón de  que en ocasiones mantengan  esperanzas imposibles.

Bastantes en el bus hablan o se  envían mensajes  de watsaps.   

Impresiona saber  que esta  gente  se  está comunicando  con vete a  saber  quién, y dónde. No saben  como se obra ese  milagro de  cruzar mensajes  - yo  tampoco, la  verdad. Como mosquitos, que alegres y confiados intercambiamos secretos por SMS, e-mails, WhatsApp, Twitter, Facebook, blogs e Instagram por  la tupida  tela de araña  que  llamamos  "La Red".

Se  le ve  satisfecho a  este moreno  que  ríe  mientras  mira el paisaje . Ni  él  ni  yo sabemos  qué  sucede exactamente  con esas  frases  que decimos,  algunas calientes y comprometidas, la mayoría estúpidas, auténticas  gilipolleces , y que  , dicen, quedan suspendidas en un algo  etéreo que  llaman "la  nube".

¡Dios!, ¡  vamos a  velocidad  de vértigo  , y no sabemos  donde!

 Leo que  se  ha   quitado  de  en  medio  Blesa, el banquero.  No sé  qué  tienen  estas  noticias  que  me afectan , y  no sé  por qué. 

Antes  de  que  se  presente al Juicio  particular  aquí  ya  lo sabemos  todo de  él.  ¡Cómo  somos!: de forma ingenua pensamos que nuestros secretos, confidencias, pensamientos y opiniones están a salvo en ese trastero  puro e incontaminado  de "la  nube".  De ese  tío, incluso  cuando era  Don  Importante, se  sabía  todo:  sus  gastos, debilidades, pasiones, miedos, mentiras, amantes, vicios, relaciones...todo se sabía.  

 Los secretos de nuestra vida, los  de  Blesa,  los  de este  negrito  que ríe  mientras  observa  los  Monegros, o los  míos, que  acabo  de enviar  un watsap a Maríajo ,  están secuestrados y disponibles en esa telaraña.  La  confidencialidad es una  puta  falacia. 

La  vida es  así. 

Incluso  , hace  años, cuando  no  había  Interné, había  madres  y  padres  que que en vez de sms leían  nuestras cartas, olían nuestra  ropa, escuchaban   detrás  de  la  puerta  . Habría que ser idiotas para creer que estarían allí bien guardados sin que nadie los leyera, los utilizara.

Si eso  sucedía en casa, ¿ qué  no  pasará  cuando papá es el Estado?

Llego a  Zaragoza. La   vida  sigue. 

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