De bien pequeño lo aprendí.
No fui un hijo fácil, y como alumno , en fin...coleccionaba castigos tanto en casa , como en el colegio. Los del colegio, el Salvador en Zaragoza, consistían en ir los sábados a estudiar de 4 a 6 de la tarde. No recuerdo sábados sin ir galeras.
Después, mi padre me llevaba forzado - no encuentro otra palabra- de excursión con él.
Cuando alguien está preso en una mazmorra sin posibilidad alguna de escapar solo existe una forma de sentirse libre. Se pinta con la imaginación en la pared una ventana abierta de par en par en la que se vea un cielo con nubes blancas y un velero navegando un mar azul; te imaginas una chica guapa que conozcas de algo , y por la que valga la pena dar la vida. Te encaramas a esa ventana, abres los brazos y echas a volar. Raptas a la chavala, subes al barco y, ¡hala!, ¡a la aventura!
Eso he hecho siempre. Esa es mi estrategia para vivir feliz: soñar, aún sabiendo que sólo es un sueño. A veces, pero muy pocas veces, ese sueño se ha hecho realidad y , entonces,¡ay, entonces!...¡ay , joder, entonces!: no os cuento nada porque no lo creeríais.
Voy camino de Tarazona a Agreda.
Se ha dulcificado el paisaje. Es gracias a la presencia lejana del Moncayo , que se eriza al amanecer con un viruji fresquito Ese mismo que por las tardes se incendia en los atardeceres cárdenos de esta tierra a medio camino entre el regadío y el secano.
El paisaje, la imaginación, el sudor animal , la soledad , he aquí la única verdad esteparia e inmutable del preso que llevo dentro.
Pero , ya sabéis el truco. En medio de esta senda que serpentea por la linde de un regato , entre sombras , he pintado con la imaginación en la tierra un mar azul, me vi subido a un velero de lonas blancas y panzudas provocadas por un viento rabiosamente alegre, una chica guapa me abraza la cintura y , ¡venga, palante!
Siete horas después, no sé qué ha sucedido, ni que hago en Soria.
ESPACIO RADICAL; DE TARAZONA A AGREDA
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