En una de las películas sobre Simbad el Marino su prometida ha sido transformada en una criatura diminuta y Simbad tiene que correr todo tipo de peligros en busca de una flor cuyo elixir posee el poder de devolverle su tamaño original.
Simbad lleva a la princesita consigo y de vez en cuando la saca de su cofrecillo y la deja correr por la mesa, lo que ella aprovecha para provocarle con sus palabras y sus movimientos. Es una hermosa metáfora: para amarme tienes que hacerte tan pequeño como yo. El amor, como el juego de los niños, es el reino de lo pequeño. Es justo eso lo que significa el anillo que se entregan los amantes. Tienes que caber por este hueco, se dicen el uno al otro cuando se lo ponen.
El reino de lo pequeño es el reino del amor y del juego. Cuando estás enamorado te gustan hablar con la persona que amas con diminutivos. Le tratas como si fuerais dos niños que nunca abandonan del todo el territorio del juego y de la infancia. Te haces pequeño para poder entrar en un reino escondido.
Lo pequeño es el símbolo de lo que está en el umbral. Desde ese punto de vista hay que interpretar ese "si no os hacéis como niños no entraréis en el Reino de los Cielos".
Estos días celebramos la Navidad. Parece un cuento.
Creer en el Misterio de la Navidad es creer mucho. Demasiado.
Una persona que crea eso puede creer en cualquier cosa.
La mula es un animal híbrido y estéril. El buey , un toro castrado. Sobre san José recae, al menos humanamente hablando, la peor de las sospechas . La madre del Niño es Virgen, y concibió de su vientre al Hijo de Dios, por obra y gracia del Espíritu Santo.
Un ángeles cantan en la noche "¡Hosana en el cielo y paz a los hombres de buena voluntad!"·
Unos pastores van allí y se les ve tan felices y tan campantes.
Reyes de Oriente llegan siguiendo una estrella...
Desde cualquier punto de vista que contemplemos este Misterio es de maravillar.Y lo que más sorprende: todo el mundo dice "sí" a algo que no entiende: la Virgen, san José, los pastores, los Reyes...
Sin embargo, o lo crees, o no lo crees. La única simplicidad que vale la pena conservar es la del corazón: la simplicidad que acepta y goza.
Sólo así se puede entender este Misterio. Si alguien ha sido feliz en la tierra alguna vez ha sido esta gente.
A esas horas del Nacimiento lo que llamamos realidad estaba en Roma, su Imperio y sus fronteras , en el palacio del rey , en la gran ciudad de Jerusalem, y no en lo que sucedía en un pesebre. Estaban allí porque no encontraron lugar en las posadas de la zona. ¡Es maravilloso!
Parece un sueño, un hermoso cuento y, sin embargo, es verdad. No quiero renunciar al espacio del amor, ése, ¡tan misterioso!. No quiero hacerlo porque es allí donde nace mi Fe.
Aquí está la clave: es el amor el que crea un lugar donde poder encontrarle. Eso mismo se puede decir de la Navidad.
También nosotros hemos tenido una vida así. Hemos estado en ese Portal cantando villancicos, y creyendo que todo lo que allí sucede es verdad. Después llegó el Corte Inglés, y los perfumes, y la mierda de las bolas, y los calcetines, y la puta Lotería. Todo eso que trata de que te olvides y te reclama desde ese otro lado diciéndote que allí está la realidad. ¡Y un cuerno!
Los niños son expertos en esas llamadas. Eso es jugar, hacerte pequeño para que tales voces puedan escucharse. El Nacimiento guarda la memoria de esas voces, por eso le resultan incómodos a los adultos y no suelen gustarles, porque no hablan de lo que son sino de lo que han olvidado.A los mayores no les gusta que les recuerden que fueron niños. Tal es el milagro de la Navidad.
Si eres niño, y ojalá quieras serlo, te las arreglarás para regresar. Regresarás cuando leas el Nacimiento de Jesús en el Evangelio, o cantando un villancico como esos ángeles lo hicieron aquella noche de fiesta y alegría. Regresarás cuando beses el pie de ese Niño. También cuando ames a alguien. Cuando juegues con tus hijos, cuando vivas el desprendimiento . Regresarás cuando asientes tu vida más allá de las fronteras de tu razón .
“¿Cuánto durará un niño?”, se pregunta Julio Cortázar. Y enseguida responde: “Un niño durará todo lo que duren sus juegos”.
¡Feliz Navidad!
Yo quisiera poner a tus pies
ResponderEliminaralgún presente que te agrade, Señor;
mas tú ya sabes que soy pobre también...
¡Feliz Navidad, Suso!
ResponderEliminarFeliz Navidad Suso, bendiciones desde Bolivia Erika
ResponderEliminarGracias...feliz Navidad!
ResponderEliminar¿Pero no habías anunciado que cerrabas el Barullo? Me alegro el que vuelvas, así se que estás vivo y que a pesar de todo como nos pasa a todos- tienes ganas de vivir (digo yo... el "pelotari mayor del reino"
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