Cerca de casa hay varios bares donde se juega la partida desde la tarde hasta el cierre. Uno de los tahúres es un médico que conozco bien. Católico a machamartillo, de los que no dan paliativos del dolor en el momento de partir hacia el valle de la muerte. Este, en nombre de Dios, te obligará a beberte las heces del cáliz . Hay que expiar.
La vida es una partida de tute en la que médicos como este señor tiene siempre las diez de últimas.
Tarde o temprano , todo el mundo acaba por sentarse a esa mesa de juego. Unos, sin pensárselo dos veces. Otros, después de una larga enfermedad; finalmente, cualquier mortal debe enseñar las cartas. Durante la travesía más o menos divertida en la nave que surca el océano del tiempo por este perro mundo, puede que hayas tenido la suerte de cantar las cuarenta , pero a la hora de palmar y contar las bazas, el médico se reserva la última mano, que es el terror a la muerte.
Ningún fulero ha jugado nunca con tanta ventaja.
Para superar el miedo a la parva todas las culturas han creado sus ritos alrededor del enfermo. Siempre aparece alguien que te pone bajo los riñones del moribundo la estampa de un santo milagroso, o dejarse untar la frente con los santos óleos para volar ligero al cielo. Este galeno así lo hace, sin cortarse un pelo.
El creyente tiene derecho a pedir el auxilio espiritual de un capellán y también a que éste no le ponga el listón demasiado alto.
Conocí un ecónomo de la diócesis de Valladolid, muy conocido por husmear en las carteras de viudas que les quedaban dos telediarios. Una de ellas, que tenía una morterada en pisos e inmuebles, donó todo a la diócesis.
Durante años, su piadosa hermana e hijos, iba a visitarla a diario a la Residencia...cuando vieron el testamento , las blasfemias todavía se oyen en las noches de luna llena.
Morir en paz sin sufrimiento alguno es nuestra última conquista.
A Cristo en la cruz un centurión le mojó los labios resecos con una estopa empapada con vinagre y otro le pegó una lanzada en el costado para abreviarle la agonía.
Pero un día, si te toca este notas de doctor comenzará a contar como siempre las bazas del tute y te cantará las diez de últimas en el momento en que vaya a entregar el alma. Y no te mojará los labios, ni te abreviará tus días.
Artículo 752 del Código Civil:
ResponderEliminarNo producirán efecto las disposiciones testamentarias que haga el testador durante su última enfermedad en favor del sacerdote que en ella le hubiese confesado, de los parientes del mismo dentro del cuarto grado, o de su iglesia, cabildo, comunidad o instituto.
Está vigente desde 1889.
Morley
Pues a estos no les sirvió de nada,)
ResponderEliminarPues vaya... el notario debería haber advertido que esa cláusula era nula, no entiendo cómo se le pudo pasar... en cualquier caso si la señora tenía hijos ellos se quedarían como mínimo con el tercio de legítima y el de mejora; a la diócesis dejaría únicamente el de libre disposición.
ResponderEliminarMorley
No tenía hijos
ResponderEliminarVinieron los soldados y quebraron las piernas al primero y al otro que había sido crucificado con él. Pero cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya MUERTO -ut viderunt eum iam mortuum-, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado con la lanza, y al instante brotó sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio...
ResponderEliminarDespués, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed.
ResponderEliminarHabía allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca.
Después de beber el vinagre, dijo Jesús: “Todo se ha cumplido”. E inclinando la cabeza, entregó su espíritu
De todas formas, si no quieres dar de beber al sediento, encima crucificado, no pasa nada. ..siempre hubo hijos de puta , también hijos de Dios.