jueves, 21 de diciembre de 2017

JUAN CARLOS, MI ÁNGEL.

En casa Mendive  los hermanos  fallecidos también suman . Tuvimos uno que murió . Se llamaba Juan Carlos, y nació un año antes que yo. Un 28 de diciembre.

Puesto que muchas veces  no tengo a nadie con quien dormir , Juan Carlos es mi ángel de la guarda. Fue nombrado por mi hace muchos años, y de un modo bastante solemne.  A veces, antes de acostarnos juntos le invito   que me acompañe  a tomar unas copas por ahí. Salir con él es una farde: un ser tan resplandeciente. 

Juan Carlos  lleva un traje blanco, zapatos granate,  y alas de oro. Habla poco.  Y  se parece bastante a mi padre de joven . 

Paseamos por las sombras de la calle Rusiñol , una peatonal  donde  los búfalos que allí abrevaban en las tinieblas del viernes quedan deslumbrados al ver el maravilloso acompañante que traigo conmigo.

Juan Carlos no bebe . Yo pedí un Jack   Daniels. Brindamos  sin parar   un trago y otro por Manuela, Carlota, Ana, María José...al rebufo del resplandor que él despedía, regresamos a casa. 

En un portal le dije que quería seguir desbarrando mucho esa noche. Que en un pub por donde habíamos pasado los clientes colgaban del techo boca abajo. Le conté muchas cosas, y las lágrimas me sabían a bourbon.

- Es la soledad- me dijo desplegando su ala de oro sobre mi hombro.


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TE INVITRO A PASAR POR AQUÍ.


3 comentarios:

  1. Los ángeles son muy currantes.
    Echan más horas que la estatua de la Cibeles y la de Colón juntas.
    Sin horarios fijos ni convenio que los administre, están siempre de servicio.
    Algunas veces caemos en la tentación de pensar que tan solo son invenciones de nuestra mente, pero no.
    Para nada.
    Haz la prueba.
    ...
    Completamente sólo, en plena tormenta de mala suerte y siendo carne de cañón, te toca la camarera que te saluda amablemente.
    Es tu ángel de la guardia.
    Le acaba de hacer cosquillas en su alma y la empuja a tratarte amablemente.
    Lo ves ?
    Esta peña no descansa.

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  2. El comentario del Teniente Quilombo sobre el imperativo categórico me hizo pensar: cada hombre lleva dentro de sí mismo toda la humanidad. Para concluir que yo también soy Puigdemont.
    ¿No se pierde el TÚ en esta reflexión? Quizá por eso la moral basada en este imperativo categórico -la rígida moral- es tan cruel y tan poco atractiva.

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  3. Por eso, con la aplicación de esta moral, estamos solos. Pues al ser cada uno todos nunca estaremos acompañados. La soledad.

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