lunes, 3 de mayo de 2021

COMO PERROS DE PRESA.

Eres celoso porque sin darte cuenta fuiste un jugador ventajista con tu chica: y has caído en tu propia trampa.


En el principio de tu relación pensabas, estúpidamente, que era garantía del amor que ella te tenía, que habías sido tú el elegido, porque te ofreció su cuerpo. 

No eres el único que piensa que llevarse a la cama a la mujer que ama es señal inequívoca de amor.

Error, y no pequeño: llevarse a la cama a alguien puede ser uno de los actos más ciegos y anónimos que pueden hacerse. ”Eres mía”, piensa el tonto, cuando no es él quien le posee, sino el animal que llevamos dentro.

Pasa el tiempo y los perros de los celos te muerden porque intuyes que esa unión ha sido impersonal, que cualquier otro podría ocupar tu puesto, a poco que el juego del instinto y las circunstancias lo favorezcan.

No somos tan guapitos como para ser los únicos merecedores del amor de alguien en exclusiva. Sobre todo cuando ese amor es de "carne y hueso".

Al final se queda en eso: hueso. Algo duro de roer.

Le has visto un gesto a ella con un conocido - ¡esa mirada!- que no te ha gustado...te ha recordado otros, hace tiempo, que te pertenecían.

Y eso te reconcome: saber que creíste ganar su alma apostando sólo la carta del cuerpo. 

Y esas dudas, esa ansiedad, esos celos, delatan tu mala conciencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario