domingo, 2 de mayo de 2021

DÍA DE LA MADRE.

Ya conté que mis padres se casaron una mañana a las ocho, en Pamplon, en una misa cualquiera, sin más testigos que mis abuelos por parte de madre , unos pocos hermanos de ella, y alguno de los feligreses que pillaron a lazo para que firmasen.


El banquete fue un desayuno con churros.


La familia de mi padre no asistió. Como última forma de presión para impedir que su hijo evitara dar el paso fue desheredado, y nadie fue a esa ceremonia....lástima que no hay foto de esa boda. 


Así empezó esa maravillosa historia de amor. Maravillosa, sí. Porque esa pareja estaba muy, pero que muy enamorada.


Fuimos muy felices.


La felicidad, esa cosa tan rara.


Hay quien la tiene  delante de sus narices  y  no la ven, o no quiere verla. 


O el que la busca tan lejos que se pierde husmeando  aquí y allá. 


Otros la confunden con un sucedáneo o un placebo, y con eso ya les vale. 


Otros  la viven en lo pequeño de cada día. Hoy, por ejemplo, ya habrán encontrado unas cuantas pepitas en el río de su vida. 


Hay quien no llega a conocerla. 


No hay receta ni momento ni terapia.


Lo que sé  es que quien tiene la suerte de conocer la felicidad la encuentra en mil cosas y no la olvida. 


Y estoy convencido  que ser feliz también es una actitud y un modo de vida.


Mi particular homenaje a ti, madre, que nos hiciste tan felices. 



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