martes, 7 de diciembre de 2021

ANTES DE QUE SE LO PIDAS...EN LO ESCONDIDO.

En los campamentos y cursos de verano  eran un cásico las noches con asuntos de temas llamados " de miedo".  Con mi padre también había noches donde íbamos a pueblos abandonados en busca de cosas  antiguas.


De allí me quedó un fusto, una afición diría, por las casas abandonadas, los lugares perdidos, las ruinas.


De esos pueblo de almas perdidas hablan todos los cuentos que existen. Pobre del que no se detenga a escucharlos: nunca tendrá nada interesante que contar a los demás.


Allí se habla de un tiempo en que el mundo, cada árbol, cada piedra, tenía una presencia tan singular como indescifrable. De un mundo habitado, sí, pero también abierto y ajeno. Mi padre decía que  "toda la naturaleza está llena de seres invisibles. Algunos de ellos son feos y grotescos; otros, malintencionados o traviesos, muchos tan hermosos como nadie haya jamás soñado, y los hermosos no andan lejos de nosotros cuando caminamos por lugares espléndidos y en calma".


Aún me sucede , aquí en Galicia, darme la vuelta en algún recodo del bosque para comprobar que nadie me sigue. Y no pocas veces pregunto si hay alguien allí.



Dicen que los duendes son seres sobrenaturales, sin alma y de estatura menuda, variable entre los 30 centímetros y el metro de altura. Poseen un carácter extremadamente burlón, y tienen habilidades como mimetizarse, imitar los sonidos de los animales y hacerse sentir, tocando a un ser humano con sus manos, produciéndole un escalofrío. 


Según algunas mitologías su origen se remonta a Eva, la primera mujer creada por Dios. Eva se encontraba un día bañando a sus hijos en el río cuando Dios le habló. En su miedo, escondió a los niños que aún no había bañado. Dios le preguntó si todos sus hijos se hallaban presentes, y Eva contestó que sí. Al ver que Eva mentía, Dios le dijo que, en castigo, esos niños permanecerían escondidos eternamente para el resto de los hombres del mundo. 


Esos son los duendes, los gnomos, las brujas, los orcos...


Los japoneses tienen una costumbre que consiste en marcar la presencia simbólica del vacío en la casa mediante un minúsculo hueco abierto en la pared. Ese hueco es el tokonoma, y puede hacerse con una uña. Basta con raspar un poco la cal de la pared, el borde de una taza de café, y reducirse hasta caber en él. 


Los elfos, las hadas, los duendes y demás criaturas que pueblan los cuentos populares, pertenecen a ese mundo del pequeño rasguño, del pabellón del vacío. Viven en los rincones de las casas, debajo de las piedras, en las grutas más hondas o en la profundidad de los lagos. Allí donde el ojo humano no suele llegar ni su razón tiene poder alguno. 


Separados de los hombres y manteniendo una difícil relación con ellos, estas criaturas representan las fuerzas de la naturaleza, los misterios del nacimiento y la muerte, los vuelcos del amor y los pliegues del corazón humano. Su mundo es el mundo de lo escondido , donde Jesús nos dijo que se encontraba Dios...


"Cuando tú vayas a rezar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo ESCONDIDO , y tu Padre, que ve en lo ESCONDIDO, te lo pagará. ...


Por que, añade, " tu Padre ya sabe lo que necesitas antes de que se lo pidas".





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