Otra vez Navidad.
Como todos los años con sus bombillitas, sus colores, sus villancicos , su papá Noel y toda esa tontería.
Y sus ausencias.
Viene cargada de anuncios de colonias, de lotería, de champán o cava, fiestas, brillos y cenas, falsas sonrisas, abrazos blandos y solidaridad impuesta.
Viene con más cursilería de la que uno puede soportar , parece que todo es poco. Se trata de quemar la tarjeta de crédito.
Y toda esa mentira de prisas y calles llenas, bolsas con regalos, amigos invisibles.
Viene con COVID y sus variantes.
Es un quiero y no puedo, y bastantes familias que se quitan el pan de la boca para que no se diga. Un quedar bien, un soportarse, una bonita foto donde sí hay trampa y hay cartón.
Yo soy de los de poder y no querer, no pasar por aros, disfrutar con aquellos a quien quiero y hacérselo saber. Cenar juntos sólo los dos, y bailar.
Mi Navidad es con personas a las que quiero, que son bien poquitas. Es con quien quiero en mi vida y doy gracias porque estén. Porque ellos son mi regalo, mi sonrisa, lo que me hace sentir bien.
La Navidad es bonita mientras no venga prescrita por no se sabe quién. O que no tengamos que fingir que es blanca, dulce o esperada.
Y ese Jesús , María y José, que esté siempre y sólo con los tres. Y sólo con los tres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario