Las únicas personas que me interesan son las que están locas, la peña que está como una puta cabra por vivir, grillada por hablar, perturbada por salir del excel pautado de sus papis , zumbada y con ganas de tocar todo al mismo tiempo, la basca que se equivoca , que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que luciérnagas frente las estrellas.
Ojalá pudiera estar volver atrás y visitar, de nuevo, algunos instantes de mi vida.
Hacerlo de un modo real. Recordando exactamente cómo olía su pelo la primera vez que la besé, o cómo me sentí, por un segundo, acogido , tan feliz, en los brazos de un hombre bueno .
O el instante aterrador, en la otra punta del mundo, rodeado de cucarachas como mejillones que se arrastraban en una triste fonda en Livinstone.
Cuando, de niño, cantaban tus padres , apasionadamente, y todo era un auténtico guirigay de improvisados trinos .
Una de las condenas más trágicas del puto ser humano es poder evocar habiendo olvidado tanto.
Alrededor, todo cambia; tú cambias. La crisis de los treinta, de los cuarenta, de los sesenta, es el olvido de quién eres , y de tus ideales.
¿Ya no recuerdas que estuviste loco?.
¿ No recuerdas esa chica tan pija tan guapa, tan indiferente y tan lejana?.
Todos querían salir con ella pero nadie se atrevía. ¡¡¡ Era tan maravillosamente guapa que cortaba mucho!!!
Y llegaste tú, te acercaste al banco donde estaba sentada, le dijiste una gilipollez, y te la llevaste.
Fuiste el tío que pasó por allí.
Y ahora ¡quién te ha visto y quién.
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