sábado, 18 de mayo de 2013

A TERUEL A COMER CHORIZOS


Como me lo contó, lo cuento. 

El hombre llevaba mucho tiempo ingresado.

Empeoró de una manera repentina y hubo que ingresarlo en Cuidados Intensivos. Nadie daba ninguna esperanza. Estaba inconsciente, vegetal, sobrevivía entubado artificialmente.

Una enfermera que le quería bien de su larga temporada en otra planta, fue a visitarle. 

Le coge la mano y le dice:

Hola, soy... venía a consultarte porque la Dolores, tu mujer, me ha comentado que va a romper la hucha para comprarte un regalo... 

Y ve que el aparatito que tenía allá iba subiendo y bajando, nota que se ponía nervioso, y aquello empezó a emitir pitidos, como que estaba despertando. Las enfermeras no daban crédito a lo que veían porque acababa de estar su familia y no había hecho nada.

Les contó lo que estaba haciendo y le comentó al paciente: 

Mira, si te pongo nervioso, me lo dices y yo me voy y vuelvo mañana. 

El aparato quieto. Las enfermeras pidieron que siguiera hablando. 

¿Qué le digo a la Dolores?, ¿que rompa la hucha o esperamos a que salgas? 

Se tuvo que marchar, porque pensaba que el aparato se rompía. Y en cuanto salió, dejó de pitar. 

Informaron al doctor que el paciente oía perfectamente y de que dependiendo de la persona que hubiera, le estimulaba o no le estimulaba. El médico dijo que en el estado en que estaba lo veía difícil

Nuestra amiga le contó a Dolores el episodio. Y ella coincidió en que cuando entraba, también oscilaba el aparato, pero no le pitaba. El hijo les comentó que estaban locas, que su padre no veía, ni sentía ni oía, porque era un vegetal. 

Al día siguiente el doctor pidió que volviera a repetir lo que había hecho para comprobar si oía o no.

Cuando salgas, podemos irnos un día de viaje por ahí con la Dolores, a Teruel, donde tenéis la casita... y me enseñas tu pueblo, y nos zampamos esos chorizos que dices son tan ricos. 

El aparato empezó a pitar de nuevo y el doctor dijo que era porque se estaba riendo en su cabeza y el corazón se le aceleraba. El médico predijo que siendo así, estaba salvado.

Y vivo está. Habría vuelto a la vida igual, pero quizás hubieran tardado más en darse cuenta de que lo sentía todo. 

La diferencia es abismal entre saber que alguien está oyendo y no saberlo. Por esa razón, ni siquiera delante de un muerto entres lamentándote, llorando, diciendo algo de lo consumido que está, o que si fue así, o asá... lo mejor ante la duda es hablarles del futuro, de cosas bonitas que podrán hacer cuando se recuperen, darles ánimos, mostrarse optimista con respecto a su recuperación, acariciarles, besarles...

Aunque me da a mi que el truco estaba en la enfermera: es de las que enamoran a un agonizante, y resucita un muerto. 

¡Yo también me iría a Teruel con ella a comer chorizos!

3 comentarios:

  1. ¡¡¿Será verdad?!! ¡¡Ojalá lo sea!!

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  2. y tanto q es verdad; mi padre segun los muy doctos facultativos de una de las mejores clinicas americanas no se enteraba de nada y en teoria no nos reconocia. cuando volvimos a España y el piloto dijo que sobrevolabamos Santiago de Compostela se le llenaron los ojos de lagrimas. ¿casualidades? pudiera ser; pero tengo para mi que nos reconocia perfectamente; y no fue casualidad su peculiar forma de despedirse de mi minutos antes de emprender su viaje definitivo. Eso si para la ciencia era un vegetal y a mi no paraban aquellas eminencias de ofrecerme sus servicios psicologicos pq segun ellos no asumia que no tenia solucion. Al minimo comentario en su presencia les recordaba en mi ingles macarronico que nadie tiene la vida comprada y que tal vez al dia siguiente mi padre seguiria en la cama y ellos estarian criando malvas. Quiso el destino que uno de ellos sufriera un accidente; y a partir de entonces cuidaban mucho lo que decian. Reconozco que durante mucho tiempo me ha perseguido la absurda idea de que de alguna manera yo le desee un mal a un medico que por otro lado era buena persona. Han pasado mas de veinte años y me sigo acordando de la burrada que le solte a aquel galeno; que ciertamente fue imprudente pero que no se merecia lo que le desee en aquel momento de tension y que el destino quiso que se cumpliera.

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