Sucedió
hace dos años en X y me lo contó un profesor hace unos días.
“Vino
a la tutoría un padre para explicarme la razón de su separación.
Lo contó con la sinceridad brutal de los despechados, con todo lujo
de detalles...
Y
fue que un día su mujer le contagió una venérea que los bichos
mordían como cangrejos . La mujer quiso justificar el tema
amparándose en las toallas de la piscina, o en que si fue el gato,
que es muy ya sabes cómo, o aquella gaviota que se le cagó encima
y ella se limpió la caca, y luego se rascó, y no sé...
Pero
no coló.
Y
el hombre, fuera de sus adentros, le decía al profesor con los ojos
muy salidos de sus órbitas.
- ¡Si
hasta tuve que ir al médico!
- Normal...
- ¿Cómo
que normal?
- ¡Hombre!,
yo no he tenido esos bichos allí , pero supongo que te tendrá que
mirar un médico.
- Pero
hice el más absoluto de los ridículos...¡qué bochorno!
- ¡Hombre!
los médicos han visto muchos casos igual que el tuyo como para que
pases vergüenza
El
bochorno fue que , después de contarle el asunto de su mujer, le
consultó si podía tener ladillas en la nuca...
- ¿En
dónde?- preguntó perplejo el doctor.
- En
la nuca, aquí- contestó dándose la vuelta y enseñándole la
cocotera.
- Pero,
bueno, usted no está bien...¿qué tiene que ver la entrepierna con
la nuca?
- Pues
es muy fácil, por difícil que usted lo vea. Mire, mi esposa y yo
teníamos la costumbre antes de irnos a la cama, que ella se
quitaba las bragas y me las ponía yo, entonces la cogía a hombros,
como cogen a los toreros los capitalistas al sacarlos triunfantes
de la plaza, y empezábamos a correr hasta que estamos a tono y al
final, pues eso, rematábamos la faena...
Le
dije que no me lo creía, pero él insistió en la veracidad de la
anécdota...
La
verdad es que, siendo de donde era el padre, pues sí, puede ser...
Un sacerdote me contaba que atendía a muchas esposas que se sienten violadas por sus maridos. No sé por qué, pero este parece uno de esos casos.
ResponderEliminarConocí uno, muy principal profesionalmente, y que era temido en todo el mar conocido del uno al otro confín, que comentaba divertido " para tener a mis dos a mis dos últimos hijos tuve que violar a mi mujer".
ResponderEliminarA mi, entonces,me pareció lo más normal del mundo...hoy me produce repugnancia.
No era de Barcelona, conste.
Susto, no sólo es repugnante. Es de juzgado de guardia. Yo le hubiera denunciado a la policía (es lo correcto), y le hubiera partido la cara (sé que no es lo correcto, pero no me hubiera resistido: es superior a mis fuerzas). Y me importa una higa que sea muy poderoso, el que debería estar acongojado es él por lo que hizo.
ResponderEliminarRambo
PS: Susto, aunque dices que en aquel momento no te pareció mal... creo que no te expresas con precisión. A ver, igual no te pareció tan repugnante o chocante como te lo puede parecer ahora (es natural, ahora tienes más experiencia de la vida y más mundo), pero estoy convencido que algo repugnante o mezquino sí te debió de parecer.
La verdad es que lo contaba como si hubiese hecho algo de valor para poder traer esas criaturas al mundo, en un tono más bien jocoso. No estaba yo solo en esa conversación, y le reímos la gracia.
ResponderEliminarLas anteojeras que llevaba en aquellos años eran como las gafas de un soldador.
¡A saber cuántas mujeres de esa institución han padecido la misma experiencia! Debe ser más común de lo que creemos. Yo he visto llorar a muchas al enterarse de un embarazo. Y Estos oídos que se han de comer los gusanos oyeron en una charla para mujeres casadas que las relaciones sexuales deben entenderse como una MORTIFICACIÓN para que los maridos no vayan a buscar en otra parte lo que no se les da en casa. A mí me pareció escandaloso, pero había gente que ¡hasta cogía apuntes!
ResponderEliminarOye, pero lo has probado? Debía ser livianita la moza.
ResponderEliminarY yo, que ando empanado, me acuerdo del trioterol!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Juás!
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ResponderEliminarQue va...me he reído mucho con tu comentario...el sexo no es serio...éste sexo.
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