sábado, 22 de marzo de 2014

¡PASA CADA COSA!


Voy de visita comercial a un colegio, pregunto por el director...¡sorpresa infinita!: es un viejo conocido, buen amigo que hace doce años no nos vemos. Nos abrazamos efusiva y sinceramente.

Hablamos de lo que hay que hablar, y me invita a comer para pegarle a la hebra y contarnos la vida.

Vamos a un restaurante cercano al colegio.

- ¿Prefieren comer dentro, o fuera?- pregunta el propietario del mesón, un vascorro con cara de eso, de patrón del “Txupamelagorri”.

- Mejor fuera- propongo.

- Pues si van fuera, vayan a una de las mesas de la derecha que hay dos tías que están muy buenas...es un buen paisaje.

Mi amigo es hombre piadoso , pone cara de que no ha oído nada. Yo, menos piadoso, le contesto:

- Perdone, pero creo que se ha pasado un poco. Nosotros jugamos en otra liga, ¿qué le hace pensar que no preferimos que nos dijera “hay fuera hay dos tíos que están muy buenos”?.

Palidece el mesonero...

- No sé...disculpen...yo creí que...

- Creí que...pensé qué...es qué...¡ la excusas de la homofobia!

Mi amigo me mira aguantando la risa...”¡ veo que no has cambiado nada!”.

Nos sentamos fuera y, derrepenete, de subitamenete, cae en la cuenta:

- ¡Joder, Suso, que yo vengo mucho por aquí a tomar café con profesores, o algún alumno de bachiller!. Se va a pensar el tío , ¡qué se yo!, que voy metiendo la vara a todas horas

- Además, el colegio es masculino.

- Tranquilo, luego le aclaramos la broma.

Comemos y nos contamos la vida. Es una conversación a fondo, más de lo que yo quisiera. Creo que es la primera vez que hablo de una manera tan sincera sobre la enfermedad de Manuela con alguien. Necesitaba una persona así, en esa situación, lejos de mi gente habitual, y solté las riendas de lo que llevo dentro tascando el freno tanto tiempo... me implé de emoción contando algunos recuerdos de ella y rompí a llorar.

Mi amigo, también emocionado, me puso la mano en el hombro, respetando mis lágrimas, y me dijo “no te preocupes, Dios te sorprenderá”.

En ese momento, miro a la puerta del Asador, y veo que el lirondo tabernero nos está mirando mientras se fuma un cigarro..."¡joder!!- parece pensar- , "¡uno llorando, y el otro poniéndole la manita en el hombro!".

“¡Vaya par de palomos cojos!”, debió pensar Arguiñano.

Mi amigo no lo vio, así que recompuse la escena como buenamente pude.

Fuimos a pagar la cuenta...”oye, aclara lo de la liga”, me susurra el director del colegio.

- Oiga, supongo que no habrá creído lo de que jugamos en otra liga , ¿hein?- le dije con los ojos aún enrojecidos

- No, hombre, no...¡qué vaaaaa!

Me parece que no le coló...en fin, lo siento por mi amigo...

 

5 comentarios:

  1. Que cosas pasan !
    Tengo la agenda del movil organizada por contactos. Los amigos, la familia, el trabajo, servicios e informacion.
    A ti te tengo como el barrullero, sin mas.
    Me coge mi mujer el movil para llamar al Mercadona, sale tu nombre de contacto y se me queda mirando. Luego se rie y me dice, " si tienes un barullo o un lio por ahi, no lo pongas tan clarito, cariñin ".
    Si te llama un dia de estos para investigar, se lo aclaras.
    A mi me resulto imposible.
    Totalmente.

    ResponderEliminar
  2. ¡Has hecho un nuevo blog!, ¡Oto el Piloto!
    ¿Otro Panete?

    ResponderEliminar
  3. Seguro que el camarero os dejo algún regalo en la comida.

    ResponderEliminar
  4. Como sabéis en el Betis no debes ir acompañado por otra persona para comprar ropa: es una sabia medida de prudencia que adoptó nuestro amadísimo fundador.
    En El Corte Inglés estoy con otro chavo eligiendo calzoncillos. La dependienta: "¿son ustedes amigos?"; el otro chavo: "¡somos más que amigos!". Nunca olvidaré la mirada de la dependienta, igual que nunca olvidaré las horas que pasamos juntos en aquel café.

    ResponderEliminar
  5. ¡¡¡ cómo te gusta escandalizar !!!! en fin, cada uno con sus cadaunadas.

    Me alegro de que encontraras ese hombro. Era tu momento.

    ResponderEliminar