miércoles, 5 de marzo de 2014

SAN COYOTE DE LOS BARRANCOS.


Wile E. Coyote and the Road Runner /El Coyote y Correcaminos son parte de mi infancia y adolescencia.

Al Correcaminos no lo soporto, así que pasopalabra.

El Coyote tiene todas mis simpatías. Es el ejemplo a seguir por los perdedores del mundo. Su creador Chuuck Jones afirmó que “El Coyote es mi realidad”. ¡Y la de muchos!.

El Coyote es infatigable en su lucha por cazar a ese pájaro que, digámoslo ya, es para comérselo, por gilipollas. A pesar de sus numerosas e ingeniosas tentativas, el Coyote no consigue nunca capturar o matar al Correcaminos. Muy al contrario, todas sus elaboradas tácticas terminan por perjudicarlo a él, convertido en la víctima de la exageradísima (e inocua) violencia , comprando armamentos, trampas y herramientas de la marca (ACME) para llevar a la boca al “bip bip!”.

Se gasta una pasta en material, que le envían los de Acme en transportes carísimos...¿por qué no se va aun buen restaurante y se pide un menú a base de esos pajarracos?.

Muchas de sus trampas se vuelven contra el pobre Coyote.

Sus caídas en cañones infinitos, o sobre acantilados rocosos; viéndolo caer desde las alturas antes de ver la clásica nube de polvo que aparece cuando finalmente se estampa.

 

Normalmente el problema es que está en el sitio equivocado...es atropellado por un autobús, camión o tren, confundiendo su bocina con el "bip-bip" del Correcaminos. O El coyote "entra" en un precipicio, pero no cae al vacío hasta que mira hacia abajo y se da cuenta de que no hay suelo que le sostenga. A mi esas escenas me encantaban por la cara de pena y angustia que ponía, mirando al espectador suspendido en el aire unos segundos...para precipitarse al inacabable Cañón, empequeñeciéndose en la caída...hasta ver sólo una nube de polvo al caer.



O esa que el Coyote pinta una escena (un túnel en una pared, o un dibujo de una carretera en frente de un buzón), que el Correcaminos entonces utiliza como si de un túnel o carretera ya existiera. El Coyote corre hacia el dibujo (viendo que el Correcaminos lo ha hecho) y choca contra la pared.

En fin, al pobre le pasa de todo, pero no se rinde.

Me gusta esa sonrisa cuando pierde, ese cartel que saca no se sabe de dónde y escribe “¡Help!”.



Los que tenemos una biografía plagada de errores, de finales sin terminar, de pilladas “in fraganti”, de mentiras con patitas cortas, de desánimos por no alcanzar la meta, de vueltas a empezar , de “¡joder, vaya pifia!, de confundir el nombre de la novia por otra, de falsificar una firma de un modo ridículo, de salir de casa con la bragueta abierta...¡qué bien conocemos esa sonrisa de pena de nuestro Coyote!


San Coyote de los Barrancos, ¡ruega por nosotros!

7 comentarios:

  1. Es que eres en buena parte, un "coyote".
    Yo en cambio, siento gran simpatía por el Correcaminos. Que gran tipo.


    T.

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  2. Posiblemente en la tele que veíamos de niños había muchos coyotes y correcaminos ... es posible que abundara el maniqueismo, dentro y fuera de la tele. Vivimos una infancia posterior a una guerra civil que dividió España en coyotes y correcaminos ... y me parece que sigue la división, aunque tal vez con algunos papeles cambiados.

    Me gusta la idea de aplicarse a uno mismo el papel de coyote ...en sentido distinto al que decía antes; posiblemente todos seamos bastante coyotes, pero nos cueste admitirlo. Nos educaron para correcaminos ....

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  3. No es coña. Yo puse de ejemplo de espíritu innovador a Willy Coyote en un Master reciente que hice en gestión de la innovación e incluso preparé un vídeo sobre ese asunto, y me dieron sobresaliente cum laude.
    SI me dices donde te lo mando.

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  4. El Coyote…

    Me contaron (muchas veces y con versiones que cada vez eran más abracadabrantes) de un “santo” que abrió la puerta de un ascensor y entró… pero la caja no estaba en ese piso. Milagrosamente, quedó suspendido su ratito en el aire. Sin perder el temple, gracia, hermosura, donaire, gracia de dios y buen humor, se giró y salió del vacío por donde había entrado, sin despeinarse.

    Y cuando me contaban esa anerlsdota tan milagrosa yo no podía evitar imaginármelo agitando las piernecicas y con sonrisa bobalicona, en plan coyote.

    También me contaron que al bueno de Manolo Caballero (miembro del opus night, pintor artístico y con el encargo «ascensores») le echó el santo una bronca de aúpa (con perdigoncitos de saliva incluidos, claro).

    Yo supongo que lo que realmente pasó es que alguien (siempre llevaba una escolta de palmeros) le abrió la puerta y falló el mecanismo de seguridad. Y entonces él, el “santo”, se cagó vivo al pensar que podía haber entrado y haberse hecho pupita. Digamos que se acojonó de lo que pudo pasar de haber pasado; lo mismo que en el episodio del barco J. J. Sister, o lo de «Burrito sarnoso»… Un pamplinas, vamos.

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  5. Hola Suso: te mando un link que no tiene pérdida. Un parlamentario europeo lúcido:
    http://www.youtube.com/watch?v=-fRYsLUjcUM

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  6. Fiiiiiiiiiiiiiiii !!
    Chack, chack, chack !
    Tic, tac, tic, tac, tic, tac.
    ...
    ¡¡¡¡¡¡ BOOOOOOOOUMMMMMM !!!
    ...

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