Esta semana me paso cosa rara: metí la pata.
" Dile a funalita que envíe por correo urgente los avales que te han dado. Los tal a Segovia, los cual a a León". Y así lo hice.
Al día siguiente me llaman:
- Oye, que los enviasteis con las direcciones cambiadas...¡joder!, ¡la habéis liado buena!
En realidad, fue "fulanita" la que se equivocó, pero en toda gran organización hay una máxima no escrita que hay que tener en cuenta a la hora de "¡aúa aúa!: ¡arriba periscopio!" : "yo no he sido, la culpa no es mía".
Hay personas que son
auténticos especialistas en echar siempre la culpa a los demás.
En este caso pensé que entre fulanita y yo el que más se había equivocado en la vida era yo. Quiero decir, que ya estoy acostumbrado a meter la pata, cagarla, o que me pillen. Así que asumí la pifia: "no deberías darme ciertos encargos estos días. Lo estoy pasando muy mal".
O sea, que yo también le eché la culpa a otra: a Manuela.
Esto de pasarse el marrón es muy de putos humanos. Llorones. Ya sabéis, esos que van gritando “¡nos roban,
nos roban!”, y de mientras te van soplando la cartera y pa la saca.
Lo de Pujol, el Horinapla, es de libro, pero hay tantos ejemplos como hijos de Abraham.
Aunque a veces esta
actitud parezca un recurso acertado, a largo plazo se termina
volviendo contra el que lo practica. Si observamos a los niños
pequeños, veremos con qué facilidad muchos de ellos han aprendido a
pasarle la patata caliente a otro: ¡Yo no he sido!, o ¡ha sido
él/ella!,o ¡me han suspendido!, son las frases que más escuchan
padres y profesores.
Después hay muchas
personas que ya en su madurez siguen practicando la misma huida. Si
nos creemos que la culpa de lo que nos pasa está siempre en los que
nos rodean, difícilmente solucionaremos nada.
Así, por ejemplo, el problema de Mas es que
sólo tiene un problema. Un problema es muy poco problema, por más
que lo llore y patalee.
Un consejo: siempre serás sincero cuando te enfades mucho, al enojarte y ponerte como una mona (no sé si habéis visto alguna vez una mona cabreada. Yo sí, y es algo inolvidapla).
Así que procura no cabrearte.
Así que procura no cabrearte.
Recuerdo perfectamente el cabreo de la mona y los monos, y el posterior desconcierto y cabreo del guarda aquel de una especie de zoo en Tarragona...
ResponderEliminar¡Y tanto!
ResponderEliminar¡Le quemamos los testrículos cuando estaba apoyado en los barrotes dando el culo a la gente!
Sus alaridos aún suenan en las noches de Luna llena en Safari Park.
La verdad es que hoy me arrepiento.
Sí no recuerdo mal por tu culpa me escupió un o una Lama y una trompa de elefante impregno asquerosamente mi espléndido 127 rojo ... Al poco tiempo una leona se comió a un turista alemán influenciados por los gritos de los monos y se comenta q desde entonces aquello fue en declive y que por la noche suseaban
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