Momentos felices.
Me hace ilusión ir escribiendo en el blog aquellos momentos felices que me suceden, que son muchos y que acaecen por las razones más nimias, con el fin de tenerlos a mano cuando esté triste , o piense que las cosas no van bien. Y que pueda darme cuenta de hasta qué punto es absurdo amargarse cuando a la vuelta de la esquina me espera una pequeña tontería que me va a hacer feliz.
Esas cosas son " sucesos mínimos".
Los sucesos mínimos son como las truchas que saltan donde les da la gana y que el furtivo encuentra debajo de una piedra y , si hay suerte -suerte para ellas- escapan vivas y ágiles y felices.
No hay nada más alegre y gimnástico que un animal joven sacando fuerzas de flaqueza para escapar a la muerte.
Ayer nos visitó Emilio F en Casa Sueiro.
A Emilio lo conocí en Valladoliod. Entonces él no era sacerdote, y yo estaba con el barco entre las piedras , tomando un decisión en un cruce de caminos que a los dos nos hizo sufrir.
Casi veinte años después volvimos a vernos. Él es sacerdote. Tuvimos una tertulia maravillosa, estupenda.
Ayer fui muy feliz.
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