Un amigo me escribe escandalizado por las palabras de su obispo en una homilía donde el prelado pide la libertad para unos políticos condenados en un juicio con todas las garantías legales. Condenadas por delitos tipificados en el código penal.
Eso le pasa por asistir a misa de obispos con barretina y visión de corral. No son pastores. Y su problema es de cabeza. Que son cortitos. Ni siquiera ideológico. Ni religioso. Esas diócesis están liadas en un complicado embrollo de disputas y rencores personales, celos, rivalidades paletas, miedo , escobazos tribales , y malas intenciones.
Los católicos allí, los de verdad, los que no entienden de política, ni de lenguas, ni territorios, lo sé porque he vivido allí, no pueden respirar , no huyen de los curas, sino de las instituciones y prelados que insisten en qué dogmas deben controlar las vidas de sus fieles.
Y eso no, oiga.
Ese cristianismo nacionalcatalanista necesita un cambio de su moral, no de su teología. No quiero que nadie me diga lo que tengo que hacer para ser un buen catalán, sino una buena persona.
Para mi una sociedad dominada por la iglesia institucional, costosa, arrogante, de banderas , sectaria, de obispos mal afeitados, de vuelo corto y gallináceo...pues como que no.
No me interesa para nada.
Pero, en fin, no espero convencer a nadie. Ni siquiera a esos catalanes católicos que rezan por mi.
Mi bendición pustúlica, querid@s.
Monseñor Sus Mendíu Dalló Mésbó i Allavorens.
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