Conocí una familia de ricos miserables que daban pena. A veces asco.
Me aconsejaban dedicar todos los días 15 minutos al día a pensar como ganar más dinero.
¡Sí, hombre, he venido a la tierra a pensar en gilipolleces!
¡Pobres desgraciados!. Estáis al borde de la muerte por un ictus de codicia que os va a dejar la cara de los lelos.
Al borde de la cárcel, porque pagáis en negro.
Al borde de la amistad, porque a vosotros no os quiere nadie.
Al borde de Dios, que a los tíos como vosotros no los quiere ver ni en pintura
Al borde de la misericordia, al borde de la envidia, al borde del amor, al borde de la alegría y, poco a poco, os vais a dormir sedados en vuestra mierda de dinero al borde, al borde de despertar.
Y cuando despertéis ya será tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario