Muchísima gente vive día a día chutándose en vena su dosis de veneno: el trabajo, la política, la religión ( sí, la religión también puede ser un mal rollo adictivo) , el móvil, o la mierda de cadenas que encarcelan.
Hay que tener antídotos a mano. Cada uno los suyos y, ¡ay del que no los tenga o disfrute!
Estos son algunos de los míos: andar , escribir, cantar, echar una mano en alguna asociación, dedicar tiempo a un hoby , leer a quien no piensa como tú, ir al cine, tomar un destornillador de vodka con ginebra en A Ponte, el cine, escapar con esa mujer a contemplar una puesta de sol en Xiabre...
Hay que compensar las esclavitudes del trabajo.
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