martes, 22 de diciembre de 2020

EL TAPIZ TRENZADO.

La olla podrida  es  un guiso  donde  se mezclan ingredientes   muy variados, cocinado en olla de barro durante varias horas hasta que quedan blandas. A la olla se le añaden alubias , carnes fuertes,  morcilla de arroz, chorizo, adobados, curados y ahumados (costilla, panceta oreja y morro del cerdo o pezuñas). En fin, un futimén.


Dice la Biblia  que somos  como  barro en manos del alfarero. Y  en esa olla de barro que somos,  la olla podrida.

Conocí un sacerdote   que el  mismo día  de su ordenación  sacerdotal informejugó un partido de fútbol con unos amigos   En  un  momento determinado, por una nadería  del fragor del encuentro,  se lió a guantazos  con uno de   sus amigos El contraste entre  lo señalado de aquel día con la violencia mostrada horas después  hoy me parece maravilloso.

Esa noche  el nuevo sacerdote   durmió en la cama con las manos consagradas    en todos  los sentidos.

A veces  pienso  que el alma humana  es  un guiso,  una olla podrida, un plato muy suculento. Cuando esta olla es sometida a mucha presión su usuario pasa directamente de la emoción del llanto a la carcajada, de la oración agradecida  a la blasfemia, del  acto de misericordia   más conmovedor y generoso, a liarse a  tortazos  con un amigo en medio de insultos  gravísimos.

Parecemos   personajes de Dostoyeuski, atormentados,  llenos de contradicciones, miserables y, a la vez, buscando redimirnos.

Rezar blasfemando, llorar riendo ,  partirle la cara a un prójimo mientras le pides perdón son trances del espíritu que forman los nudos de un único tapiz, el tuyo. Y  el  mío.  O,  si lo prefieres, los condimentos de una olla podrida que no siempre apetece comer.

Todos somos así. Lo importante es  saberlo, aceptarlo,  reconocerlo, y pedir  perdón.  No existe la perfección. La suma de actos  prefectos produce  monstruos.

Llevamos superpuestos en el cayo  cerebral muchos ángeles y diablos, que a veces asoman desnudos en público:  llevas  a la víctima y al verdugo, al héroe y al cobarde .

En el juicio por unos crímenes de   ETA testificaba uno en contra de  dos asesinos  . En mitad  de  su declaración  murió de infarto.  Varios de  los acusados  por ese  hombre de asesinato se levantaron del banquillo para auxiliarle impulsados por un instinto que ni ellos  lograron explicarse.

Este reflejo condicionado  es un fluido que une a todos los humanos. Y, atiende bien, amig@,  no hay un átomo de tu cuerpo que no  pertenezca a esa  raza  a  la  que perteneces: el tapiz trenzado con lo peor  y  lo mejor de ti .



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