El que busca la verdad corre el grave riesgo de encontrarla.
Son muchos los que todavía siguen la consigna de Sócrates y tratan de conocerse a sí mismos.
Hubo un tiempo en que se empeñaron en que supiera cuál era mi defecto dominante .
Respondía " la pereza". y el que me escuchaba contestaba " no: es el afán de ser la salsa de todos los platos".
Así me he pasado años y años intentando conocerme. Hace unos días una mujer me dijo " eres un vanidoso. Contigo nunca se sabe, juegas a todas horas a quedar bien con todo el mundo".
Le contesté "¿ tú también me vas a intentar explicar quién soy yo?".
Ya no me interesa para nada conocerme. ¿Para qué? El más pintado puede llevarse una desagradable sorpresa. Si se empieza a explorar el alma con cierto rigor, después de un examen no muy profundo uno siempre descubre que es gilipollas.
El alma del hombre no hay que tocarla ni con una pértiga.En el interior de cada ser humano , en ese pozo ciego de aguas negras donde anidan las lombrices, se esconde un pecador, un mediocre honorable, un simpático criminal o, en el mejor de los casos, un elegante político evasor de divisas.
Pero el asunto ya no tiene remedio.
Hoy se ha puesto de moda la verdad, y tanto los individuos como los pueblos andan persiguiendo de forma insensata un axioma que los defina. Sin ir más lejos, los catalanes se debaten estos días ardientemente por alcanzar la identidad. Los vascos , valencianos, gallegos, castellanos, murcianos, asturianos y andaluces están dedicados también a excavar por su cuenta en la cultura del propio solar con la ilusión de hallar un tesoro perdido.
Hace unos días el lendakari afirmaba , con ese tono que se dan los txupamelagorri pata negra, " hay dos naciones en España". ¿Dos?, ¿ y por qué no diez, o veinte, o cien?..
Los catalanes han llegado incluso a inventar trolas inverosímiles en nombre de esta perogrullada. Hace poco escuché a una señora vestida con la camiseta estelada " ¡ qué aire más fresco se respira después de una tormenta en sant Cugat!". Es lo que tienen las tormentas catalanas, que se respira muy bien.
Aquí cada tribu se postra masivamente ante su totem peculiar. Sant Jordi Pujol, pregeu per nosaltres!
Resulta un juego muy peligroso. Podría suceder que después de tanta búsqueda histórica o de tantas ensoñaciones, de revolucion del sonriures los propios catalanes descubrieran por sí mismos que son como los demás, que los castellanos, vascos , valencianos, gallegos y andaluces, al final de la investigación étnica y cultural, llegaran a la conclusión de que, además de ser pequeños y morenos, a todos les gusta ir al cine igual que a los chinos, o que ese caballero tan cristiano y distinguido se entera por el psiquiatra que en el fondo tiene pulsiones homosexuales porque mamá le prodigaba miles de besos y achuchones .
La verdad no está en la apariencia, tal vez en la confusión. Somos muchos en uno.
Por eso yo, que intuyo de mí lo peor, no quiero remover las aguas. Pero cada cual haga lo que le peta . Allá él.
Hay tantas naciones como personas. También decía Benedicto XVI que hay tantos caminos para llegar a Dios como personas.
ResponderEliminarEn un artículo del The Economist habla del sentimiento de inseguridad de los catalanes a los que les gusta pensar que son una región desarrollada en un país subdesarrollado. Al dejar de ser España un país subdesarrollado, tienen miedo de perder su estatus dentro de nuestro país.
Otra interpretación, pensaba yo.