Paso a rezar en el Monasterio y zigzagueo por entre los asistentes a una boda. ¡Joder, qué tropa!
Sant Cugat es pueblo pijo , aunque con mucho hortera y mucha tontería. Dan un poquito de cosa, la verdad.
Hay muchos ramos de flores, rojas y blancas, chaqués y pamelas de diseños imposibles, lazos rosas, , y una nube de perfume de fragancia estancada sobre la explanada del Monasterio que se había evaporado de las pechugas de las señoras.
Por cierto, ¡ qué huchas!: algunas , abiertas al frente hasta las rodillas.
Mientras cruzo entre el personal observo rostros restaurados ,pechos siliconados, tetas apuntando al norte, ¡arriba las manos!, sonrisas forzadas que muestran hasta los molares del más pallá, minifaldas de volantitos que enseñan unas piernas morenas, algunas de mollares que desdicen del cargo y posición que ocupan. Deberían prohibir cacatúas con minifalda en las bodas.
La madre del novio no está a gusto . Es la típica señora que da la impresión de que acaba de fregar los plato ,aunque lleve pamela, mucho Titanlux , y un vestido que realza el culo que si fuese una tostada, habría que untar la mantequilla con un remo.
El marido tiene cara de ser propietario de un Mesón . El novio es un joven que se parece mucho a una fauna que habita en sant Cugat, de esos que son como cuando coleccionabas cromos, "tengui,tengui, tengui..."
Asistían también personajes de aluvión enjaezados, caballeros engallados , gordos, flacos, ojerosos, pringaos, finos, en fin, lo que se ve en la calle, pero más o menos bien vestidos.Alguno da el cante que te rilas, un tío con un traje color sobrasada, con los zapatos a juego.
Olé sus cojones. Seguro que no es de sant Cugat.
Varias rubias aleonadas, con el orgullo entre la nariz y las ancas, y atufando a Queen of seduction , la fragancia de Antonio Banderas que , por la mierda de precio que tiene en el Mercadona , seguro que es la que él le echa a su perro. Están tostadísimas, y con unas cicatrices espantosas en los bustos , me miran y se ríen. Es por la camiseta que llevo : "nacido el 25 de diciembre", reza. Suspiro. Estoy más salido que un balcón. Tengo una edad muy mala.
Todo este perfumado rebaño entró en el templo a estabularse al ver que ya llegaba la novia en un cochazo de gran cilindrada, negro y largo , como su propietario imaginaba que tenía el miembro viril, un coche que tenía pinta que si lo arrancas un domingo se va solo a Misa de doce, o a Medjugorne, y que suele llevar un juego de palos de golf en el maletero.
Dentro llegaba el padre, un señor con pelo blanquísimo, de ala de paloma, con cara de cantar "¡ bielletes, billetes, verdes!" , de estirpe catalana de alló més bó, La madre del novio bajó radiante, hermosa, azul, como el gato de Roberto Carlos. Una señora muy piadosa, pues llevaba un misal y un rosario entre los dedos.
De la novia no diré nada. Bueno, sí: estaba buenísima. Y que se disculpe la expresión. Pero es lo que hay. Llevaba una diadema de flores blancas . Cogió el brazo de su padre, y se introdujo en el Monasterio mientras sonaba la marcha nupcial, ¡qué original!
La niña arrastraba por la alfombra roja una cola de cinco kilómetros . No se terminaba nunca. Yo creo que empezaba en la Estación de Ferrocarriles de la Generalitat.
Entré y recé por los dos tortolitos mientras miraba como que sí, pero que no, tres espléndidos culos que estaban en la última fila, y se escuchaba el aleluya de Hendel.
Uno es así de cuna, y no tiene remedio.
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Tu descripción me recuerda no se si al Cela de "La colmena", al Roth de "La marcha Radetzky" o más bien a algo de Berlanga ...
ResponderEliminarEres un c... ;)
Vaya piropo, gracias!
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