martes, 5 de septiembre de 2017

EL MIRÓ RASGADO

Ayer  hablamos  del  valor  de  las  cosas  y  de  las  personas.

La  anécdota  es  muy  conocida, aunque  hay  muchas  versiones  de ella.

"El falso Miró" de los Cela tiene una leyenda que le atribuye un gran valor, más allá de su importancia artística. El propio especialista y catalogador máximo de Miró, Jacques Dupin, la  da  por  cierta.

El cuadro es un posible divertimento de Manuel Viola . Este personaje  falsificaba  con una  perfección   asombrosa. Hizo  una  copia  de un Miró , y  se  la  regaló  a su amigo Camilo José Cela. Cuando Joan Miró visitó por primera vez la casa en  Palma de Mallorca del Nobel  éste  intentó  colarle  que  tenía  un cuadro  suyo  sin firmar, y que, ya  que estaba allí, podía  hacerle  el favor de  echarle  una  rúbrica.

La  treta  era  buenísima  , pues ese  cuadro firmado  de  no valer  nada  pasaba a  ser auténtico:

 El  pintor  pidió ver  el  lienzo.

Ordenó  lo pusieran sobre  una  silla. Se acercó a  observarlo detenidamente, se alejó un par de metros, guardó silencio mientras  seguía  con su examen...

-   Es falso. ¡Yo no he pintado nunca ese cuadro'.

Cela, al  verse descubierto,  rajó la tela de parte a parte con un cuchillo montés. Miró se quedó de piedra.  Después,  Rosario Conde , mujer entonces del Nobel, remendó  el cuadro con hilo y dedal.

Al cabo del tiempo se lo devolvió. Había pintado un nuevo óleo sobre la pintura anterior y, por detrás, había escrito de su puño y letra: 'En recuerdo de una falsa tela apuñalada que dio nacimiento a una obra auténtica. A C. J. Cela Su amigo, Miró'.

Otra  versión   la  cuenta  Gregorio Morán  en su libro "El  cura  y  los  mandarines".

Allí es  Miró el que pide un cuchillo  y rasga  el lienzo. 

Cuando se marchó, comentó Cela:

- Ahora sí  que vale  mucho este  cuadro, ¡las  cuchilladas  son auténticas!.

La  anécdota  tiene  miga.



Imagen del cuadro de Miró con la dedicatoria para Cela (Gtres)
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2 comentarios:

  1. Duchamp expuso en 1917 un urinario que tituló Fuente. Después de la exposición lo tiró a la basura. No contaba con la importancia de la obra, cuya fotografía se conservó.
    Pero no hubo ningún problema: Duchamp compró 15 urinarios más para revenderlos como obra de arte y ahora lo tienes expuesto en 15 museos de todo el mundo. Cada uno vale su peso en oro.
    Walter Benjamin escribió La Obra de Arte en la Época de su Reproducibilidad Técnica para repensar el motivo por el que una obra tiene valor: la camiseta de Iniesta en la final de la Copa del Mundo o la pluma con la que un presidente firmó un tratado. Aura, religión...

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  2. Muy buenas las historias de ayer y de hoy. En la de hoy, quien queda fatal es Cela, oportunista y ególatra. Pero su esposa, zurciendo con aguja e hilo el lienzo desgarrado, es exponente de esas imparables madres de familia.

    Querido Dr. Jeckyll, me parece muy oportuna tu reflexión sobre el urinario de Duchamp. Pero, en cierto sentido, el urinario expuesto sobre un pedestal no es sólo una burla al público consumidor de arte, sino que es un símbolo de buena parte de nuestra vida contemporánea. He buscado en google la lista de las "celebrities" más importantes del momento. ¿Con quién me encuentro? Kim Kardashian y Justin Bieber, Ronaldo y Angelina Jolie, Trump y Paris Hilton, y unos cuantos a los que no conozco: ¿no son también ellos urinarios expuestos en pedestales, y que valen... lo que vale el pedestal?

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