Los dos hermanos estaban entregados a Dios.
Una apareció muerta en su habitación. Algo inesperado. Una chica joven.
Tiempo después, el hermano abandonó su vocación.
La madre de los dos comentó a una buena amiga mía " me dolió más que mi hijo dejara su entrega, que la muerte de mi hija".
La madre de los dos comentó a una buena amiga mía " me dolió más que mi hijo dejara su entrega, que la muerte de mi hija".
Ese hombre ya no volvió a ser el mismo. Toda su vida intentando ganar méritos delante de mamá . ¡ Cuántas madres así!.
Paseando por la vida , forzando una piedad maquillada, como un postizo que no engaña a nadie, el piadoso personaje espera a que el otoño madure y le haga olvidar la madre ausente. Duele el recuerdo de una mujer fanática que nada sabe de amar la parte débil de su familia.
¡ Pobre X! Las arrugas de la intolerancia han quedado esculpidas en su rostro. La obsesión por un dios en blanco y negro,con muy mal genio, y el querer compensar ante su madre y los demás una fe atormentada.
Los suyos están hartos de tanta rigidez de cartón piedra.
¡El daño que pueden hacer educaciones puritanas y beatas!
Mientras ese hombre sufre, quedan por aquí algunas berenjenas que asar todavía, ciertas páginas tenues que escribir mientras las garzas en altas formaciones pasan en dirección a Alejandría. Untar los tomates con aceite de oliva, y sorber un zumo de naranja. Y Bach, y un Dios que perdona hagas lo que hagas.
Yo también abandoné un camino. Sé lo que sintió el hijo pródigo, pues fui abrazado por padres así. Y escuché la sorda envidia de ese otro que no entiende el perdón, los abrazos, y las lágrimas.
A mi Dios, como al de santa Teresa, le encanta cuando me quedo sin inspiración, y de repente toda mi vida se detiene , que con lentitud prepare una transparente ensalada y la coma descalzo en casa. O que pasee indolente. A mi Dios no le gustan esas madres severas y avinagradas.
Le chifla verme preparando una remolacha o escribiendo mis tonterías.
Ahora los estorninos también vuelan hacia el Sur llevando una aceituna en cada pata y abajo las granadas ya están casi maduras. Dios, berenjenas, amores, lechugas, bancos de atunes, historias contadas por la tarde a la dorada luz de la de este otoño de luces naranjas.
La calidad de la vida interior consiste en haber tenido una educación de padres buenos, alegres, que sabían querer. Hoy sé que lo mejor es no salir de casa : cultivar bien a cuatro amigos, volver a la bondad y al amor, no condenar a nadie, vivir detrás de una tapia entre dulces lámparas y buenos libros pensando que la inmortalidad sólo dura hasta que de noche el sueño te acoge mientras musitas un recuerdo, que es oración , por los que se fueron.
Si eres madre, o padre, no seas fanático.
Uno, ante gente así, tiene la pinza preparada. De las alcantarillas de ciertas conciencias formadas por beatas fanáticas emergerá ese negro hedor de ascéticas intolerantes y podridas por estancamiento.
Sé que tengo que amar también esa gente, y sólo me pondré la pinza en la nariz para estar un rato, no mucho, junto a ellos. Echaré un vistazo con la napia bien tapada y dando media vuelta regresaré al espacio donde Dios crece en el interior de las berenjenas.
La madre ha muerto?
ResponderEliminarSí. ...hoy lo entenderá todo.
EliminarCoincido contigo en demonizar algunas mujeres fanáticas pero en mi experiencia no son muchas.
ResponderEliminarY desde luego me enfadé mucho con Freser y su pelicula Camino por la falta de justicia y de caridad.
La película es una caricatura.
ResponderEliminarSon bastantes las madres fanáticas, he conocido unas cuántas.
También en mundos no religiosos.
Qué historia más espantosa... Sé que el pesado de siempre te ha hecho mucho daño, pero no puedo evitar sentir lástima de él porque en el pecado lleva la penitencia...
ResponderEliminarY lo de la película Camino me pareció absolutamente escandaloso; independientemente de que sea cierto que existen madres así, ese hombre no tenía ningún derecho a tergiversar la historia y luego dedicársela a Alexia en ese atroz ejercicio de cinismo. (Para lo que me interesa es historia real; para lo que es flagrante calumnia, bueno... es que en realidad es una ficción y no tenéis derecho a enfadaros) Y encima el impresentable tuvo la crueldad de acusar a la familia de "aprovecharse" de la muerte de la niña con sus premios y subvenciones todavía calentitos en la mano; cómo se puede tener tan poca vergüenza?! A mí lo único que se me ocurre es que el auténtico fanático era él. Desde entonces siento una especial simpatía por esa familia, que, además de perder a uno de sus miembros, tuvo que soportar que les calumniasen, injuriasen, sus agresores sacasen rédito económico de ello, y de paso les dijeran cómo vivir su dolor; algo que por desgracia nos suena mucho en El Barullo... Un beso fuerte Suso, y ánimo!! Morley.
La influencia de los padres es muy importante, pero no creo que sea definitiva. Siempre le echamos la culpa a los padres!!! Pero ellos también han tenido padres y así hasta Adán y Eva.
ResponderEliminarSe cita mucho una carta de Marcel Proust a su madre:
"prefiero tener ataques y gustarte a no tenerlos y no gustarte"
También es una referencia la autobiografía de Simenon...brutal.
ResponderEliminarTambién es una referencia la autobiografía de Simenon...brutal.
ResponderEliminarA mí me horripila que las madres no lloren sinceramente la muerte de sus hijos, gracias por tu post Suso
ResponderEliminarComo mientes. Y luego vas fando lecciones de piedad y perdon. Bah!!!
ResponderEliminarNo miento. La madre se lo contó a una muy buena amiga mía.
EliminarEntiendo que no guste la anécdota a los que han sufrido ese tipo de educación de madres castradoras.