miércoles, 10 de junio de 2020

ESA MARAVILLOSA MANERA DE AMAR SIN PREJUICIOS.

Lo que me admira de una obra bien hecha no es su perfección, quizás esa es la razón de mi rechazo a ciertas personalidades ridículas en su absurda excelencia.

Lo que admiro es el poder del amor que vibra en una labor humana. No se trata de un amor sensiblero, cursi, dulzón. El amor - ¡bien lo sé!- es de una dureza y solidez de acero.

Como esa paciente de E.L.A. que me decía el viernes que iba a bailar al casal con su marido en silla de ruedas. Una vez en la pista (“damos pena, la verdad...¡no sé qué pensará la gente!”) , se incorporaba y bailaba con la torpeza de sus últimos pasos.

Alguien pensó que nunca se debería escribir ni una sola frase que no se pudiera susurrar al oído de un agonizante. Pues bien, a eso me refiero: nunca se debería , no sólo escribir...cantar, bailar, pintar, fotografiar, esculpir, trabajar, rezar, sin poderlo susurrar al oído de un agonizante.

Y, en el fondo, todos estamos agonizando. 

Ayer...bueno, la verdad es que es algo que me sucede todos los días, ,  sentí que soy de todos esos momentos que echo de menos.Y siempre en esos momentos hay personas.





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