domingo, 28 de junio de 2020

UN CONSEJO QUE NO ME PIDES.

Nuestro Dios, Señor de los Ejercitos y de los Espacios Infinitos, Supremo Hacedor, Amor de los Amores, hay que reconocer que algunas veces nos hace regalos envenenados.

Porque resulta que el precio de la Vida es la Muerte, el de la Libertad es el Error y el precio del Amor es el Dolor.

Te escribo esto porque,  salvo que te pegues una buena piña en coche y mueras a la vez con tu mujer, el dulce amor de tu vida, sufrirás insoportablemente el día penoso y triste en que el otro se marche.

Eso es algo que yo, que soy  un pobre hombre, sé muy bien. El dolor como precio a pagar a tantísimo amor.

Cuando se fue Manuela todo se fue a la mierda.

Se me derrumbaron muchos esquemas inamovibles.

Pero, y te lo digo ahora a ti, que estás muy jodido, había que seguir. Y hacerlo como si no pasase nada. Como si uno siguiese creyendo en lo que siempre creyó  y amó. Simular una fe que no tenía, y guardarme mis blasfemias . Sí. ¿Era un hipócrita?. Pues quizás sí. O no. ¡ Qué cojones me importaba lo que era o dejaba de ser!

Entonces  me di cuenta de que se pasaba la última página de un capítulo de mi vida. Atrás quedaban, irremisiblemente atrás y sin vuelta de hoja, su risa, sus ganas de sorprender, sus abrazos y besos,su alegría, las cervezas , Matilla , y ese presumir de uno y de su gente, y los perdones y olvidos...

No soy quién para darte ningún consejo, pero allá va: no llores en público. Sigue simulando, sigue haciendo como que crees, aunque por dentro  estés roto y perdido. No mires tu  brújula porque está loca y no señala nada que sea referencia ni norte. Tira.

Espera. No te preocupes. Todo llegará. Ella está muy cerca y te llevará a buen puerto.


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Colaboro en varias páginas de amigos de asociaciones del cáncer y E.L.A.  Abrí un nuevo blog con idea de transmitir las lecciones que aprendí con Manuela durante su enfermedad. Estamos AQUÍ.

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