lunes, 22 de junio de 2020

OTRA VEZ, OTRA CERILLA.

Ayer por la noche sonó una balada de Van Morrison. La abracé y  bailamos.

Recordé otra noche. Llovía. Veníamos de un pub en San Cristobal de Entreviñas.  Regresando nos perdimos y fuimos a parar a orillas del río Esla.  Salimos fuera del coche a mirar lo oscuro, escuchar el sonido de las aguas, el viento. Del auto se oía  esta misma canción. También bailamos.

Aquella noche, lo mismo que ayer, pensaba que la mayoría de las personas tienen una vocación . Una llamada para el amor, y para  la vida:  esa  mujer, esas inclinaciones que aparecen no se sabe cómo . El amor anda  dentro de nosotros como las astillas a la espera de una cerilla. Aquella noche , bailando, era tan feliz, tan completo, que estaba convencido que el destino venía con cerilla encendida.

Y  daba gracias a Dios de que los trillones de posibilidades  del Universo nos hubieran reunido en la misma ciudad, en ese bar, en Matilla de Arzón,  y en el mismo tiempo.

Bailábamos. Y al recordar esa otra noche  tuve miedo. Pensaba que, otra vez, otra cerilla. Y que también podía irse a la mierda todo...ella, yo...los dos.

Pensaba, y lo deseo con toda mi alma, que lo que más quería estaba allí, en mis brazos: ella, los bosques de Teaño, libros, música, paz, y pasear, leer, escribir, ayudar a gente..y el miedo a que todo saltase por los aires, otra vez. 

- ¿ Te pasa algo?

- No es nada. Cosas mías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario