Van Gohg pintó sus zapatos, que son otro autorretrato.
También tus zapatos dicen mucho de ti.
Los zapatos están hechos para vivir emparejados. Después, con el uso, el izquierdo tiene sus juanetes, el derecho la forma curva de tus genuflexiones , que pueden ser de orar , o de besar los pies de tus amos.
Tus zapatos lloran al recordar que un día calzaron a aquel niño que daba saltos al ir al colegio , que jugaba al fútbol en un patio infestado de niños , y un cura que se recogía la sotana . Zapatos que trepaban a los árboles, que daban patadas a las latas de la calle , de regreso a casa, cuando aquella chica te dio calabazas
Los zapatos de aquel chico enamorado que los frotabas al pantalón para lustrarlos antes de entrar al Wellington.
Zapatos de aquel joven con alma de mártir que entrega su vida a un ideal que le hizo pasar noches de rodillas. Zapatos de aquel hombre enamorado que paseaba horas y horas de la mano de una mujer que tenía estrellas en la mirada.
Zapatos de un hombre en paro que va pisando charcos y charcos , y regresa a casa a cenar pan con lagrimas. Zapatos de aquel anciano que no puede atárselos y su mujer se arrodilla para calzarlos.
Tu biografía son tus zapatos, tu retrato, tu espejo. Todo comenzó con esos patucos que te compró tu madre, y siguió con esos primeros pasos balbuceantes. O aquellos que dejaste en el salón de casa la noche de Reyes.
El alma , cuando te agachas para ponerte los zapatos, también se abaja, y queda atrapada en ellos. Uno siempre es responsable de los zapatos que calza.
En tu memoria , aunque no lo sepas, están todos los zapatos que has llevado: los indómitos, que te hicieron llagas que no has olvidado, los flexibles, los dóciles, los que tuviste que tirar porque eran de muy mala calidad: así fueron , según las etapas de tu vida.
Ayer por la noche vi un hombre hurgando una papelera con un zapato en la mano buscando con ansia el otro par. A veces pienso que la felicidad consiste en la inminencia de alcanzarla y en la certeza de no conseguirlo nunca.
¡Ojalá encuentres ese zapato y que tengas una historia con ellos que valga la pena!
Contaba el padre de un buen amigo - ya en su vejez y millonario gracias a su esfuerzo, tras una durisima infancia pastoreando en Teruel y sacando adelante a sus hermanos cuando él tenía sólo catorce años - que sólo compraba los mejores zapatos y les daba lustre cada día para que le durarán casi toda la vida. Que eso era más barato que tirar un par detrás de otro por baratos que fueran.
ResponderEliminarEsto es más lamentable que Crónica.
ResponderEliminar¡ Qué bueno!...¡ De Crónica, dice...
ResponderEliminar¡¡¡ Jajajaja jajajaja jajajaaa jajaja jajajaja jaja jajajaja jajajaja jajaja jajajaja jaja jajajaja jajajaja jajajaaa jaja jajajaja jajajaja jajaja jajajaja
Ya sé que soy más alto, más guapo, más listo, más rico, más santo y más cracioso que tú.
ResponderEliminarPero no es necesaria tanta efusividad.