Desde que ella se fue decidí volver a empezar.
Daba igual si solo o acompañado. Pero sin mentiras. Quería amar de verdad, sin dobles vidas, sin tanta debilidad.
A veces me sentía como si me hubieran invitado a una fiesta cuya dirección no lograba encontrar.
Seguro que alguien se estaba divirtiendo con todo aquello, y disfrutaba de una forma maravillosa con la existencia que llevaba, pero de momento ese alguien no era yo.
Hasta que ella aparece - así , " aparece" " - y , ¡ Dios mío !, ¡ a mi! , y participo de una alegría que ya había olvidado...y todo da igual.
Y ya nada te importa. Ni siquiera con qué vas a vivir, o de qué, o qué va a pasar contigo.
Intuyes que se te da otra oportunidad y piensas " esta vez sí" . Esta vez sí.
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