Felpudos se llaman a aquellas personas que dan indiscriminadamente.
Los que he conocido son narcisistas, un algo enfermizo, una vocación a portero del Palace , algo que necesitan para sentirse bien.
Como siempre quieren agradar , es fácil que estos bailadores del agua nos lleven al precipicio, y si no estamos finos, caigamos al abismo.
Ellos no caen nunca. Su entorno está más que acostumbrado a ese estilo de generosidad permanente hasta el punto de que sus donaciones dejan de ser valoradas. Al contrario, si un día no dan algo, entonces son señalados como injustos.
El apelativo “felpudo” encaja bien en este perfil, ya que al final todo el mundo les pisa.O los manda a la mierda.
Tuve un conocido que en tres ocasiones me
hizo pensar que su amistad era desinteresada. El problema es que hacía eso mismo con todos. Le pregunté si conocía la razón que lo impulsaba a ceder y quedar bien con todo el mundo, cuando sabes que al final del proceso esas expectativas no podrás mantenerlas. Puso cara de tonto y se salió por las ramas.
En fin, tengo la experiencia de que la inmensa mayoría de las donaciones se llevan a cabo a propuesta de una persona generosa , que ofrece su dinero, su tiempo o sus contactos para ser útil. Moraleja: ayuda solo a quien lo pide expresamente. De esa forma habremos eliminado los vampiros que van buscando cuellos que morder, sangre que chupar.
Da a quien lo merece y necesita. Llegados a este punto, ya no hablaremos de dar y recibir, sino de compartir la vida con toda su riqueza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario