Fui de visita al monasterio de Santa María Real de las Huelgas en Burgos.
Vale la pena esa visita.
A la salida pregunté si aún habitaban monjas en el convento. Y sí: hay veinte. Me acerqué hasta la portería que está en una hospedería que llevan ellas. Llamé a un interfono, y abrió Araceli.
Es una monja de ochenta y ocho años , una mirada serena. " Es raro que alguien que visita el monasterio se deje caer por aquí".
- Bueno, venía a pedirle que rece por nosotros. Probablemente sea lo mejor que reciba hoy por la entrada.
- Recen también por nosotras.
- Oiga...¿cuánto tiempo lleva usted en el monasterio?
- Entré aquí recién cumplidos los veinte años.
- ¿Siempre estuvo aquí?
- Siempre.
- ¿Y cómo descubrió que era esta su vocación?
- Vine con una excursión del colegio a visitar el monasterio, y al regresar a casa dije a mis padres qe quería vivir así. Aunque pienso que en mi familia ese tipo de entrega ya estaba sembrado. Tengo un hermano sacerdote , agustino, y una hermana monja, también agustina. Pero yo sabía que mi llamada era al Císter.
- ¿Y eso cómo se sabe?....¿nunca se ha arrepentido de estar aquí?...nunca se ha preguntado " me equivoqué".
- No, por Dios, jamás....mire, cuando llegué aquí el primer día me acompañaron a mi celda. Allí había una cama , y enfrente un reclinatorio y delante un crucificado. Encima de la cama estaba el hábito de novicia. Me dijo la hermana que me acompañó " vendré dentro de una hora y bajaremos a comer. Ponte el hábito de novicia y deja tu vestido encima de la cama". Me dejó sola.
Me puse de rodillas delante del Cristo y le dije, "gracias, Dios mío, porque esto es lo que buscaba".
Una hora después me encontró la hermana delante del Cristo, con el vestido que llevaba...¡ estaba tan contenta que me había olvidado de todo!.
- ¿Pero qué buscaba?
- Paz. Paz interior. Y no la he perdido jamás.
Me fui de la portería sin abrir la puerta, por la rendija de abajo, tan pequeño me vi. Con la seguridad de que esa había sido la mejor visita a ese Monasterio.
Lo que cuentas de Araceli me recuerda, mutas mutandis, a uno del Betis (al que conoces bien, pues es de Barcelona). Él también, desde siempre, manifiesta una experiencia personal análoga. Imagino que ya sabes a quien me refiero ;-)
ResponderEliminarPues no caigo... Supongo que les pasará a algunos.
EliminarAllí dentro he conocido gente muy buena.
Daría todo lo que tengo por esa paz interior.
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